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"La vida, como la fotografía, consiste en positivar lo negativo"

Octubre de 2014

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Malta

El país de las aguas color turquesa

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De frente Sliema, atrás Sant Julian y a la derecha La Valetta, capital de la isla de Malta.

  Tenía "mono" de viajar y, hablando con mi amiga Rosa, se nos ocurrió la idea de visitar Malta. Antiguo punto estratégico en el Mediterráneo, a apenas dos horas de avión… Unos días maravillosos, disfrutando de la tranquilidad y de su compañía. Unos días que sirvieron para auto-convencerme de que yo también, salvando el hándicap del inglés, soy capaz de organizar un viaje.
​  Respecto al país… Horarios británicos y un poco de fiasco al no poder ver dos de las cosas que nos movieron hasta allí, el Hipogeo de Paola y la excursión por el interior de la Blue Grotto.

¡¡ Nos vamos a Malta !!

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Astigarraga - Madrid - Luqa

Esta vez los preparativos no eran tan exigentes, no necesitábamos visados y la moneda era la misma, así que,

con reservar por Internet los vuelos, alojamientos y el alquiler del coche estaba casi todo resuelto.   Una amiga de Rosa nos acercó hasta el aeropuerto de San Sebastián, en la localidad de Hondarribia y subimos a bordo de un Airbus 320, para realizar el vuelo de Iberia IB8327 con destino Madrid. El avión despegó a las 10:15 con una puntualidad británica. En Barajas teníamos menos de dos horas para recoger el equipaje, ir de la T4 a la T1, facturar y volver a embarcar. 

El Boing 737 que nos llevó a Malta.
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  Finalmente, aunque con un poquito de stress, cogimos el vuelo FR5832 de Ryanair, un Boing 737 con destino a Luqa, capital de Malta. Así pues, tras dos vuelos estupendos, a las 16:00 horas estábamos en tierras maltesas dispuestos a disfrutar de unos apasionantes días. 

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Las tarjetas de embarque del vuelo de ida.
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​Nos remontamos tiempo atrás... A mediados del siglo XI:

  Allá por 1048, en la ciudad de Jerusalén, bajo el beneplácito del califa Monstensaf y administrado por monjes benedictinos de la orden de San Juan Bautista, se crea un hospital para atender a los peregrinos que acudían a ver el Santo Sepulcro. Tras la Primera Cruzada, en 1099, cuando los cruzados conquistan Jerusalén, el hospital atiende a los guerreros heridos en combate. Algunos de ellos se unen a los religiosos y se crea la Orden Hospitalaria de San Juan de Jerusalén. En 1145 Fray Raimundo de Puy es elegido Gran Maestre y adopta la cruz blanca octogonal sobre unas túnicas negras, como emblema de la orden. La situación en el Reino de Jerusalén obliga a ejercer funciones militares y adquiere así el carácter de Orden de Caballería. Es el inicio de los monjes-soldados. En 1259 los hospitalarios cambian su vestimenta para la guerra, pasando del color negro al color rojo con la cruz blanca.
  En 1291, tras la caída de San Juan de Acre, último baluarte del Reino Cristiano de Jerusalén, la Orden se establece en Chipre, pero no es hasta 1310, tras un interminable asedio, cuando los hospitalarios conquistan Rodas y se hacen con la hegemonía del Mediterráneo.

Indumentaria original de la orden.
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  Desde Rodas, con influencia y mucho poder, se imponen al control marítimo de genoveses y venecianos. En 1319 derrotan a los otomanos en la batalla de Quíos y frenan su avance hacia occidente. La Orden, establecida como un estado, mantiene relaciones diplomáticas con otros estados e incluso llega a acuñar su propia moneda.
  Pero, después de 214 años de dominio sobre Rodas y el Mediterráneo, tras cinco meses de heroica resistencia, el 24 de diciembre de 1522 la Orden se rinde al ejército del sultán Solimán "el Magnífico". El 2 de enero de 1523 abandonan la isla bajo la admiración de sus conquistadores que les rinden honores militares. 
  La Orden pasa siete años sin establecerse en territorio alguno pero conservando la soberanía nacional hasta que, el 23 de marzo de 1530, el emperador Carlos V le dona la isla de Malta -que por entonces pertenecía a la Corona de Aragón- para que se establezcan allí y no se viesen obligados a vagar más por el mundo, con la condición de no luchar contra los reyes cristianos. Durante la estancia en Malta la Orden consolida su organización y su reconocimiento internacional y pasa a llamarse Orden de los Caballeros de la Cruz de Malta.

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Indumentaria tras las cruzadas.
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  En 1565 los turcos sitian Malta pero son derrotados por los caballeros hospitalarios al mando del Gran Maestre Jean Parisot de La Vallette. Es el comienzo del ocaso del imperio otomano así como el cenit de la Orden.
  Para proteger la isla de futuros desembarcos, se construye una ciudad fortificada en la península del monte Sceberras, bautizada con el nombre de La Valetta, en honor al Gran Maestre que falleció antes de poder ver la ciudad terminada. 
 Pero el dominio hospitalario termina allá por 1798, con la conquista de la isla por las tropas del insaciable Napoleón, quien mantiene su dominio hasta 1802. En el Tratado de Amiens, Gran Bretaña, España, Francia y Holanda pactan la devolución de la isla a la Orden de la Cruz de Malta, pero en 1814 tras otro tratado, el de París, Gran Bretaña obtiene la soberanía faltando al tratado anterior. Aquí comienza el declive de la orden hospitalaria.


  Tras el importante papel que jugó en La Segunda Guerra Mundial, Malta se benefició del favor de los británicos y aunque en 1964 se independizó del Reino Unido, hasta el 31 de marzo 1979 esa independencia no se hace efectiva, fecha que se celebra actualmente como el “Día de la Libertad ”.

El sitio de La Valetta en 1565.

  Desde los primeros pobladores en la Edad de Piedra, hace más de 5.000 años -que construyeron formidables templos megalíticos-, pasando por  los fenicios, griegos, cartagineses, romanos y posteriormente los árabes -que dejaron su impronta marcada para siempre en la actual lengua maltesa- hasta la historia más reciente, protagonizada por los Caballeros de la Cruz de Malta y sus encarnizadas batallas contra las tropas otomanas, Malta nos cuenta, en cada una de sus piedras, apasionantes relatos escritos . Vamos a visitarla... ¿ Me acompañas ?

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Situación en Europa. 
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El archipiélago maltés: Malta; Gozo y Cómino .

  El archipiélago maltés lo componen las islas habitadas de Malta, Gozo y Cómino  y otras islas deshabitadas de menor tamaño entre las que destacan los islotes de Filfla, Cominotto y las Islas de San Pablo. Situado en el centro del Mediterráneo, al sur de Italia, al oriente de Túnez y al norte de Libia, siempre ha tenido una situación estratégica y ha sido gobernado y disputado por diversas potencias a lo largo de los siglos. Desde 1964 es independiente y en 2004 se adhirió a la Unión Europea.
​  No es cuestión de juzgar cuál de las civilizaciones que pasaron por la isla hizo más o menos por ella pero, lo que está claro, como pasa en todos los rincones del mundo, es que cada una dejó su sello, sus avances y su historia. Todo esto, aderezado a lo largo de los siglos, hace de Malta lo que actualmente es, una riquísima mezcla de culturas reflejada en su gastronomía, en su arquitectura y en su gente.

  Volviendo al viaje en cuestión...
​Los primeros "apurillos" surgieron al recoger el coche en el aeropuerto. Estaba reservado, sí, pero el chaval que nos atendió nos pedía que aceptásemos la orden de fianza, en el hipotético caso de que al vehículo le pasara algo. Yo quería pagar el seguro y librarme de la fianza... Tras unos costosos cambios de impresiones, nos entregó la ficha con el seguro y pudimos recoger el coche.

  Bueno, pues ahí estábamos, montados en un Peugeot 107, con el volante a la derecha y unas carreteras desconocidas...
Eran las 17:15 de la tarde se nos iba a hacer de noche y teníamos que ir a la otra punta de la isla, al norte, a la ciudad de Mellieha, 20 km en dirección a Gozo.
Tras unos momentos de tensión con el coche, todo empezó a funcionar. No era tan difícil, atención a la carretera (como siempre) y cuidado en los cruces y rotondas, que por cierto hay bastantes.
  Ya en la ciudad, preguntamos el acceso al hotel Luna Holiday Complex... Ya estábamos !!

Noche en la isla.
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Escudo de Mellieha.

  Mellieha es una ciudad tranquila, con una población aproximada de unos 8.000 habitantes (marzo/2014), está situada en lo alto de una colina al norte de Malta. Tiene un aire más local que muchas de las ciudades turísticas del sur de la isla. Decidí buscar alojamiento en esta zona, porque estaba a mitad de camino del norte y del sur del archipiélago, a un paso de los ferrys para ir a Gozo y a media hora del sur de la isla de Malta. Tocaba registrarse e instalarse. El hotel no tenía mala pinta. La habitación disponía de nevera, micro-hondas y cocina con su calentador y todo. Además, una terrazita que después nos daría mucho juego... El baño era amplio y, aunque no era un Hilton, era nuestro “nidito”.

  Una vez instalados en el apartamento, bajamos a cenar algo y descubrimos, junto al hotel, un bar-restaurante que nos vino de cine en los días posteriores. Si no recuerdo mal, creo que se llamaba Blue Sea. Cenamos unas ensaladas y subimos a descansar. Tocaba recuperar fuerzas para el día siguiente.

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Malta

 

Marfa: los acantilados del norte

Tras descansar la primera noche y reponer fuerzas con un potente desayuno en la cafetería-restaurante del hotel, empezamos  a recorrer la isla por la parte más cercana a donde estábamos alojados. Un poco de rodaje para tomar

contacto con el lugar y su gente.

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A la izquierda el edificio del hotel, en medio la habitación y a la derecha el restaurante junto a la piscina donde se desayunaba.
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Distintas vistas de la parte norte de la isla.

  La primera visita fue a los acantilados de Marfa. Esta península es un punto vital de la isla de Malta ya que, en la localidad de Cirkewwa, se coge el ferry para pasar a la isla de Gozo. Además desde Marfa salen los barcos que te trasladan a la isla de Cómino para ver la Blue Lagoon.


  Estuvimos paseando un buen rato por los acantilados y por los pequeños muelles donde algunos pescadores pasaban la mañana echando y recogiendo el sedal de sus cañas. De vez en cuando sacaban algún pececillo. A media mañana tomamos un café en un bar que encontramos junto a uno de los muelles. 
​  En la parte oeste de los acantilados podemos encontrar la "Torre Roja", Sta. Agatha Tower, una robusta construcción que nos llamó la atención.

  La entrada costaba 2 € y decidimos subir a verla por dentro... 

Un pescador pasando la mañana en los muelles.
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La Torre Roja en los acantilados de Cirkewwa.

  La torre fue construida por los Caballeros de la Orden de San Juan entre 1647 y 1649 en una posición estratégica perfecta. No solo protegía la bahía de Mellieha, sino que también podía comunicarse con otras torres en Cómino y Gozo y tenía una vista de ambos lados de la isla para detectar barcos enemigos. Esta torre, la sexta en importancia en la línea de defensa, era una de entre las muchas que bordeaban toda la isla y que se comunicaban entre sí encendiendo fuegos.

  Así se pasaban rápidamente los mensajes de la llegada de invasores entrantes. En 1720 había unas 32 torres alrededor de la costa de Malta. Esta es la última gran torre bastionada que se construyó para proporcionar una alerta temprana de ataque y preparar la defensa de la ciudad de La Valetta.  

  Es en un castillo cuadrado con cuatro torres en las esquinas. Las torretas, con vistas despejadas a Cómino y Gozo y también hacia el este para ver la línea de torres de vigilancia a lo largo de la costa norte de Malta, estaban armadas con cañones que daban campos de fuego cruzado. Era la fortaleza principal en el noroeste de Malta y estaba habitada por una guarnición de treinta hombres, con municiones y suministros para resistir un asedio de cuarenta días.

El ticket de entrada a la Torre Roja.
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  La Red Tower o Torre de Santa Agatha, se ha utilizado como base para los militares a lo largo de los años con guarniciones de hombres y cañones. Incluso vio la acción en la Segunda Guerra Mundial como una estación de señal y luego se ha utilizado como base de radar.

  ​Por lo demás, los acantilados de esta zona tampoco son gran cosa, por lo menos para gente de la costa como nosotros que, por fortuna, vivimos a orillas del Mar Cantábrico.
  Casi en un suspiro nos dieron las 14:00 horas. Acostumbrados a nuestros horarios más tardíos, no nos habíamos dado cuenta de que aquí, con horarios británicos, se come a las 12:00 del mediodía y cuando quisimos ir a comer estaba casi todo cerrado o estaban acabando de recoger. Por ello, compramos algo de comida en una pequeña tienda que vimos abierta y nos fuimos al hotel a comer en nuestro apartamento.

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  Tras reponer fuerzas y descansar un rato, salimos a ver la parte alta de Mellieha. Dedicamos la tarde en hacer unas compras y tomarnos una merecida cerveza. Había hecho calor y después de meterse el sol, se estaba de cine. Tras un paseo por sus empedradas callejuelas, decidimos ir a comprar algo de fruta, tomates, lechuga y demás ingredientes para hacer unas ensaladas y cenar nuevamente en el hotel. A eso le añadimos unas cervecitas para beberlas tranquilamente en la terraza.

  Pues, dicho y hecho... Nos fuimos al hotel y preparamos algo para cenar... un poquito de charla y... A descansar.

El día languidecía sobre los acantilados.
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Malta - Comino - Malta

 

Amanecer en Qawra y atardecer en la Blue Lagoon

A la mañana siguiente me pegué un buen madrugón... A las 05:00 horas estaba levantado y preparado para salir hacia la playa de Qawra. Mi compañera se quedó durmiendo, pero yo quería hacer unas fotos del amanecer en esa parte de la

isla y ver cómo salía el sol sobre la mar. Así pues, procurando no hacer ruido y cargado con todos los "trastos", salí de la habitación. Bajé a la calle, arranqué el cochecillo y me encaminé hacia la playa. 

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Secuencia de la salida del sol desde Qawra.
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Escudo de St. Paul.

Qawra pertenecen al área urbana de San Paul y se sitúa al norte de la isla de Malta, a solo 15 Kms de su capital. Esta ciudad balneario ha pasado de ser un tradicional pueblo de pescadores a convertirse en un gran complejo turístico. Aquí no faltan deportes acuáticos que practicar. Tampoco, hoteles, restaurantes o discotecas. Es un lugar para la diversión, pero también para la nostalgia.
​El total de la población que habita el Consejo Local de San Paul Il-Bahar, compuesto por Qawra, Burmarrad, Buggiba, Xemxija, Mselliet y San Martin, es de 21.046 habitantes tras el censo de 31/03/2014. 

Amanecer desde la playa de Il-Qawra.
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La isla de Saint Paul, donde se cree que naufragó el apóstol de los cristianos.
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Una imagen desde Saint Paul Bay.
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El monolito recordando la llegada del apostol a la isla de Saint Paul.
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La Blue Lagoon en la isla de Cómino.
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El color turquesa del agua del mar da el nombre a esa bella ensenada.
En el barco de regreso a Malta.
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Los acantilados de la isla de Cómino ofrecen unas vistas maravillosas.
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Atardecer en la Golden Bay.
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Secuencia de la puesta del sol desde la Golden Bay.
La iglesia de Mellieha.
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Malta

 

Marsaxlokk: la vida por y para la mar

Amaneció otro día despejado aunque con esa fina bruma parecida a la calima africana. Luego, según avanzaba la mañana se iba aclarando y el cielo se limpiaba. Así habían sido también los días anteriores. Este sería el único domingo que

íbamos a estar en la isla, así que, "era obligatorio" ir al sur a ver el mercado dominical de Marsaxlokk.   Desayunamos y arrancamos dirección sur. Desde Mellieha hasta Marsaxlokk hay apenas 30 Km de distancia, es decir, unos 45 minutos de coche. Cogimos nuestro Peugeot 107 y arrancamos sin prisa. Conducir por la izquierda ya no era tan complicado...  Llegamos a Marsaxlokk a media mañana.

  Aparcamos en la zona alta de la ciudad, fuera de la zona del puerto a unos cinco minutos a pie y bajamos dando un paseo. La temperatura era ideal y el mercado estaba en pleno apogeo.

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Marsaxlokk luce elegante con sus aguas repletas de luzzus ​esperando faenar.
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Escudo de Marsaxlokk.

  Marsaxlokk es un pequeño y pintoresco pueblo en la costa sur-oriental de Malta. Tiene una población de aproximadamente 3.000 personas y se conoce como “el pueblo de los pescadores”. Es un sitio famoso porque de allí provienen las famosas góndolas utilizadas para la pesca en todo el archipiélago, conocidas como luzzus. Son embarcaciones que aún se utilizan para la pesca del “lampuki”, un pez del mediterráneo de la familia de la dorada, muy importante en la gastronomía maltesa.  El nombre de la población proviene de la unión de dos palabras maltesas que son: marsa (puerto) y xlokk (viento siroco de procedencia africana). 

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Marsaxlokk nos regaló una maravillosa mañana de domingo.
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El mercado al aire libre de Marsaxlokk.
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Nos pusimos "tibios" de marisco y pescado.

  Mientras tomábamos el café, en una tranquila sobremesa, preguntamos para ir a ver el Hipogeo de Hal Saflieni en Paola, o los templos neolíticos de Tarxien, pero nos dijeron que cerraban pronto y cambiamos de plan. Eran ya casi las 15:00 horas. Nosotros, seguíamos con nuestro horario ante la imposibilidad de adaptarnos a comer a las 12:00 y cenar a las 18:00. Así pues, de camino a Mellieha, decidimos pasar por Mosta y ver la  famosa catedral que obró el "milagro" de evitar la explosión de una bomba lanzada por los nazis en la Segunda Guerra Mundial, mientras se oficiaba misa con cerca de 300 fieles dentro. 

  De Marsaxlokk a Mosta hay 20 Kms de distancia. En apenas treinta minutos estábamos allí. Eran las 16:00 horas. Aparcamos en una calle paralela a la catedral y dimos una vuelta por los alrededores. 

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Escudo de Mosta.

  Mosta es una de las mayores ciudades del país en número de habitantes, nada más y nada menos que 20.241 en marzo de 2014. Está situada en el centro de la isla, a 10 Kms de la capital La Valetta. La zona donde se ubica la ciudad ha estado habitada desde la prehistoria y en sus límites exteriores hay dólmenes que dan fe de ello. Sin duda, su mayor atractivo turístico es su catedral, conocida popularmente como la Rotunda de Mosta o Mosta Dome. 
  La ciudad es un gran cruce de carreteras que conectan entre sí todas las urbes importantes de la isla... La Valetta al este, Marsaxlokk al sur, Medina y Mellieha al norte.

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La Catedral de Mosta.

  En la fachada de la iglesia hay dos relojes con diferentes horas, según cuenta la leyenda uno de ellos, el de la derecha, posee la hora correcta y el otro, el de la izquierda, la hora equivocada para confundir al mismo diablo. Además podemos ver una maravillosa colección de estatuas de santos que adornan su acceso principal.

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Unas estatuas con un gran realismo adornaban la fachada.

  La catedral posee la mayor cúpula de Malta y la tercera más grande de Europa con 37 m de diámetro.  Fue construida en el s. XIX y está inspirada en el Panteón de Roma. Una de las principales atracciones de esta edificación, es la llamada ‘bomba milagro’. En 1942, durante un ataque aéreo en la Segunda Guerra Mundial, una bomba calló atravesando la cúpula, pero nunca llegó a explotar. En ese momento, 300 personas se encontraban dentro buscando refugio. Actualmente una réplica, pues la original fue desactivada por el ejército inglés y arrojada al mar, se exhibe en la parte posterior de la iglesia, en la Sacristía. El horario de visitas es de lunes a sábado, de 09:00 a 11:00 y de 15:00 a 17:00 horas, con entrada gratuita. El caso es que los fieles estaban rezando y nos dio corte atravesar toda la iglesia para entrar a verla. Cuentan que, años más tarde, el piloto que lanzó esa bomba acudió a la iglesia a rezar y pedir perdón por su error.

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La enorme cúpula de la catedral de Mosta.

  Vimos la Catedral, admiramos su enorme cúpula, que ocupa toda la nave central, ya que, en sí, es una sola nave.  Después salimos y nos sentamos en una terraza justo a la derecha del edificio, mirándolo de frente. Nos tomamos una cerveza y comimos un bollo relleno de una especie de bechamel con puré de patata y que compré en una de las cientos de pastizzerias que podemos encontrar a lo largo de la isla. 

  Ya entre dos luces, pusimos rumbo al hotel. De camino, desde la carretera, pudimos ver en el horizonte la silueta de Mdina, una de las ciudades con más historia de la isla. Pero su visita estaba prevista para otro día, ahora la noche se nos echaba encima...

  En el apartamento, sentados en la terraza, cenamos un poco de fruta y un yogur. Finalizar la jornada tan relajadamente era una verdadera gozada... Luego nos fuimos a descansar.

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Malta

 

La Valeta: rezumando historia por los cuatro puntos cardinales

Era el cuarto día en la isla y decidimos ir a la capital. Nos levantamos temprano y tras una ducha y un suculento desayuno en la terraza, nos pusimos en marcha. Habíamos hecho el plan por la noche y decidimos dejar el coche

aparcado y coger el autobús nº 41 que hacía el recorrido Cirkewwa - La Valeta. Acertamos de pleno. El bus nos recogió en la puerta del hotel y nos dejó en la Tritón Fountain, justo en la entrada a la ciudadela. No había prisa, íbamos a dedicar todo el día a visitar la ciudad, realizar algunas compras, comer y sobre todo intentar fotografiar su ambiente y su arquitectura.

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  El servicio de autobuses en Malta es un ejemplo para muchas ciudades ya que, con una frecuencia más o menos razonable, conecta todos y cada uno de los rincones de la isla. De todas formas, para pasar unos días y tener total libertad, yo aconsejo alquilar un coche, siempre y cuando no tengáis miedo a conducir por la izquierda...

  Entramos en La Valetta por la Triq Ir-Republic, que es el eje central que atraviesa la ciudadela de lado a lado y nos lleva desde las puertas de la fortaleza, hasta Fort St. Elmo.

La Tritón Fountain frente a la Ciudadela.
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Escudo de La Valeta.

  La Valeta es la capital de Malta y está situada sobre una península en la parte centro-oriental de la isla. La ciudad, propiamente dicha, cuenta con una población de 7.650 habitantes (2011), excluyendo el área metropolitana adyacente. Tiene edificios que datan del siglo XVI, construidos durante la época de los Caballeros Hospitalarios. Se caracteriza por tener una combinación de arquitectura barroca, con elementos del Renacimiento, pinceladas del neoclasicismo y arquitectura moderna en zonas determinadas, ya que, la Segunda Guerra Mundial dejó cicatrices imborrables en las rocas de su “piel”. Fue oficialmente reconocida como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1980.

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Plano turístico de La Valeta.

  Las primeras miradas, el primer contacto... Una gran avenida llena de escaparates de todo tipo, muchas joyerías, con mucho y muy bonito trabajo en plata esterlina y en cristal de lapislázuli. Nos llamaron la atención las cabinas de teléfono de color rojo como en Londres.  Fuimos pasando frente al Museo Arqueológico, la Catedral de St. John, por cierto, con una enorme cola de espera para entrar que la gente aguantaba estoicamente... Poco a poco llegamos hasta Fort St. Elmo, un baluarte inexpugnable desde la mar. Me imaginaba las encarnizadas luchas que durante años y a lo largo de la historia, se libraron desde este estratégico punto. Fenicios, romanos, árabes, turcos, franceses, Caballeros de la Orden de la Cruz de Malta... Tanta gente que ha pisado estos suelos, tantas huellas borradas por el paso del tiempo, tantos héroes anónimos... Y nosotros aquí, ahora, paseando sobre sus desgastadas losas. Ese sentimiento siempre me hace sentir parte de este mundo y parte de su historia.

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De paseo por La Valeta.
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  Paramos a tomar un café y un bollo para reponer fuerzas en la cafetería junto al local de "The Malta Experience" y luego seguimos con el paseo. En los Lower Barrakka Gardens una parada obligatoria para fotografiar todo el puerto. Desde aquí hay una vista impresionante de "Las Tres Ciudades" y de toda la bocana del puerto.

  Para ser el mes de octubre, se supone que temporada baja, había muchísima gente, tanto de turismo en la ciudad como en los cruceros atracados.

La Biblioteca Nacional de Malta.
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Desde Fort Sant Elmo las vistas son maravillosas.

  Desde Fort St. Elmo fuimos caminado muelle adentro, por la llamada Triq Il Mediterran, una calle que nos llevaba hasta el Bastión de St. Christopher junto Lower Barraka Gardens y el Siege Bell War Memorial. Allí una parada para contemplar el toda su amplitud la entrada del llamado Grand Harvour.

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Panorámica desde Lower Barrakka Gardens.
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Los impresionantes muros del puerto se quedan pequeños ante los grandes trasatlánticos.
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Siege Bell War Memorial es un monumento en memoria a las víctimas de la II Guerra Mundial.

  Durante la Segunda Guerra Mundial, Malta fue sometida a bombardeos incesantes entre los años 1940-1943. En la primera mitad de 1942, la isla, soportó 154 días y noches de bombardeos continuos. Los barcos con suministros no podían llegar y la gente pasó hambre. Finalmente, en agosto de 1942, cinco barcos de la Marina Mercante, escoltados por la flota británica, arribaron al Grand Harbour rescatando a Malta del hambre y la muerte, en lo que se denominó "Operación Pedestal". Unas 7.000 personas, entre militares y civiles, perecieron en la isla en aquel cruel asedio que se prolongó durante tres largos años.

  En memoria de todos esos héroes se levantó, en el llamado Bastión de Castilla, este monumento diseñado en forma de un templo elíptico neoclásico que contiene la campana más grande de Malta. A su lado hay un catafalco de broce que sobresale del parapeto del bastión, simbolizando el cadáver del soldado desconocido antes de ser arrojado a su última morada... La mar. 

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  El paseo seguía bordeando el puerto hasta los Upper Barrakka Gardens, pero antes una parada para comer algo, ya que, después, a eso de las 15:00 horas, en según qué sitios no te daban de comer. Paramos en un lugar de paso, simplemente para comer un poco de pizza y beber algo mientras descansábamos un poco de la caminata y el calor.
  Mi intención era coger un barco y pasar al lado de "Las Tres Ciudades"; Cospicua, Senglea y Vittoriosa y poder ver desde ese ángulo la imagen de La Valetta. Pero mi compañera no estaba muy por la labor -no le gusta mucho el barco- y al ver que no se decidía, lo dejé para otro intento posterior.

El Bastión de St. Christopher en Upper Barrakka Gardens.

  Tras esta corta parada, seguimos el paseo bordeando la península y contemplando la salida de los grandes transatlánticos que paran en Malta en su periplo por el Mediterráneo. Tras el espectáculo de ver los barcos salir, despedidos por las salvas de la artillería, volvimos por la parte sur del paseo marítimo. Nos dirigimos hacia la parte norte de la ciudad, la zona del Marsamxett Harbour.
  Desde allí, una preciosa vista de Maoel Island con Sliema al fondo y la cúpula de la catedral anglicana de St. Paul, así como la aguja de la iglesia de los carmelitas llamada Madonna tal-Karmu. 

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De camino a la parte norte, nos fuimos encontrando con fachadas de colores, ​estatuas heráldicas y coloridas calles.
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Salva de saludo a un transatlántico desde la batería del s. XVI  en el puerto de La Valeta.
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La cúpula de St. Paul a la derecha y la aguja de la Madonna tal-Karmu a la izquierda.

  La tarde avanzaba rauda y el crepúsculo llegaba sin permiso alguno. Se "escapaba" otro día más. Volvimos hacia la zona del Grand Harbour con la idea de quemar el último cartucho respecto al barco para cruzar al otro lado pero... mi insistencia fue estéril. Paseando frente a "Las Tres Ciudades", el atardecer nos fue atrapando entre sus largas y silenciosas sombras. ​

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"Las Tres Ciudades" desde La Valeta.
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La hora azul en La Valeta.

  De regreso para coger el autobús hacia Mellieha, nos sentamos en una terraza a tomar una cerveza. Enseguida salió la camarera, nos tomó nota, nos sirvió y empezó a recoger sillas y mesas. Delicadamente, nos estaba echando. Apenas eran las 19:30 horas y estaban “chapando” todo. Así que, nos tomamos la consumición y volvimos paseando por Republic Street hasta la Tritón Fountain y allí cogimos el bus. Llegó enseguida. En algo más de media hora estábamos en la habitación del hotel.

  Rosa preparó una riquísima ensalada con unas salchichas y, en la tranquilidad de la tarde-noche, sentados cómodamente en la terraza de nuestra habitación, nos tomamos una cerveza y cenamos. Después de un rato de charla, nos retiramos a descansar... Estaba feliz, me estaba dando cuenta de que me gustaba y quería su compañía. Me había devuelto a la vida.

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Malta

 

De las oscuras catacumbas de Rabat a la luz de Mdina

Rosa había pasado mala noche, un problema en la espalda no le dejaba descansar bien. Además, pensando que era algo muscular, le hice un suave masaje y empeoré la situación ya que le debí tocar algún tendón o algo así. Menos mal que

estando de pie y al andar, se le aliviaba bastante el dolor y por el día podíamos movernos bastante bien... Ahora entiendo por qué se dice... “zapatero a tus zapatos”.

  Nos levantamos hacia las 07:00 horas, una ducha y a desayunar. Queríamos salir sobre las 08:30 para aprovechar la mañana ya que las tardes allí se hacían muy cortas. El plan de hoy era visitar la zona centro y como Mosta ya lo habíamos visto, nos centraríamos sobre todo en Rabat y Mdina. El primer destino fue Rabat. Desde Mellieha hasta allí tan solo distaban 12 Kms, es decir, unos 20 minutos de coche. Sobre las 09:15 estábamos en el centro de la ciudad.
  En el país existen dos ciudades con ese nombre: una es Rabat, en la isla de Malta, como el nombre de la capital de Marruecos. De hecho, el maltés es una lengua de origen semítico y la palabra rabat significa "suburbio". Este fue el origen de Rabat, un asentamiento extramuros de la ciudad de Mdina. Este vocablo, en árabe, se usaba para definir una ciudad amurallada. La segunda ciudad llamada Rabat está en la isla de Gozo y, actualmente, se llama Victoria.

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Escudo de Rabat.

  Rabat, hoy día, es una ciudad de 11.500 habitantes. Fue construida por los árabes y, como he dicho, era el arrabal o suburbio donde vivían los campesinos y la "clase baja", fuera de la seguridad de la muralla de Mdina. Se ubica sobre una antigua ciudad o asentamiento romano que existía en la zona desde bastante tiempo atrás. Allí, en Rabat, se encuentran las catacumbas de San Pablo y Santa Águeda. Estas catacumbas fueron usadas en la época romana para enterrar a los muertos, ya que, según la cultura romana, era inmundo enterrarlos en la ciudad. Las catacumbas también fue el lugar donde los primeros cristianos se reunían secretamente, hasta que Constantino I se convirtió e hizo del cristianismo la religión oficial del Imperio Romano.

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La iglesia de San Pablo en Rabat, bajo ella, las famosas catacumbas.

  La ciudad de Rabat, en sí misma, no es excepcional, pero sí que tiene atractivos turísticos muy interesantes. En la plaza central del pueblo está la iglesia de San Pablo con la gruta del mismo nombre donde se dice que el santo rezó durante su paso por la isla.

 

  Es realmente impresionante y permite conocer un poco más de aquél período histórico en el que Roma perseguía a los cristianos. Se conservan en muy buenas condiciones y albergan más de 30 hipogeos en dos grandes áreas. Se dice que allí escondieron a San Pablo, para salvarlo de los romanos que le buscaban. En la gruta que existe bajo la iglesia barroca de St. Paul, se fundó una de las primeras comunidades cristianas.

  Según la Biblia, San Pablo llegó a Malta al naufragar su barca en una de las islas deshabitadas, frente a la bahía de St. Julian. Una estatua recuerda el lugar exacto. Después se trasladó al interior de Malta y él y sus seguidores se instalaron en las catacumbas durante 3 meses. La iglesia de St. Paul, construida encima de la gruta, data del siglo XVII y ofrece un estilo barroco que ha sabido sobrevivir al paso del tiempo.
  Pero a nosotros nos llamó más la atención la otra historia que guardan esas rocas... El “Sitio de Malta”, en la Segunda Guerra Mundial, -del que hablé antes- , mantenido por los nazis mediante fuerzas aéreas y marítimas de Italia y Alemania, durante la conocida como “Batalla del Mediterráneo”. Los bombardeos  se iniciaron en junio de 1940 y duraron, según reza el  letrero que se encuentra en la gruta, hasta agosto de 1944. La gente despavorida, se refugiaba en las antiguas catacumbas de San Pablo pero, aun así, cerca de 1.500 civiles fueron abatidos y más de 3.500 resultaron heridos. En total 3.340 alertas contabilizadas. Con los ojos cerrados y tocando la pared con la manos, se podían sentir aún las carreras y los gritos de la gente y el estremecedor "aullido" de las sirenas, anunciando el silbido inminente de las bombas y el estruendo de la posterior destrucción. La verdad es que ponía “la piel de gallina”. 

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La gruta de San Pablo.
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El listado de alertas de bombardeos en el periodo 1940-1944 y uno de los refugios.
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En pleno corazón de las catacumbas.

  Dentro de las frías galerías se puede ver de todo. Desde mínimos huecos en los que se podía imaginar a la gente allí hacinada, hasta cuartos adornados con pintura y protegidos con sus cerrojos, que dejaban constancia del poder de  “don dinero”, ya que, familias pudientes pagaban por tener reservados espacios fijos al llegar el momento de los ataques.


  Con una sensación agridulce, dulce por haber podido pisar por donde pisaron esos héroes y agria por haber podido percibir tanto sufrimiento concentrado, salimos de las catacumbas para ver la iglesia y su museo. Allí, se pueden admirar tesoros, de esos que la Iglesia Católica guarda, para aumentar su patrimonio. Desde coches usados por el Vaticano, pasando por las vestimentas del Gran Maestre, mapas de otra época, hasta ataúdes y cuadros, como el martirio de San Sebastián, patrono de la capital de mi provincia.
  Todo ello se puede ver acompañado de una indispensable guía auditiva que, claro está, si la quieres, la tienes que pagar a la entrada.

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La colección de objetos es impresionante.

  Era temprano, alrededor de las doce... Era pronto para comer, por lo menos para nosotros, así que decidimos ir a ver el Hipogeo de Hal Saflieni, pero antes paramos en una de las pastizerias y tomamos una porción de pizza o, como lo llaman allí, pastizzi. Teníamos que ir a la parte este de la isla, concretamente a la localidad de Paola, al sur de "Las Tres Ciudades", a apenas 15 Km de distancia... unos 20/25 minutos.
  Una vez más me despisté en la rotonda de siempre, en Zebbug, pero después, siguiendo las indicaciones llegamos hasta nuestro destino... Aunque en algo más de media hora.

Escudo de Paola.

  Paola es una ciudad situada al sur de lo que se conoce como "Las Tres Ciudades", es decir, al sur del Grand Harbour. Su población, en el censo del 31 de marzo de 2014, era de 7.864 habitantes. Es conocida por albergar en una de sus calles el único hipogeo subterráneo conocido en nuestros días, el llamado Hipogeo de Hal Saflieni. Además, en la localidad adyacente de Tarxien, se ubica otro yacimiento megalítico, el llamadoTemplo de Magar-Qim. Este, aparte de ser distinto en distribución y demás, se encuentra a cielo abierto aunque no deja de ser muy interesante.

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  La palabra hipogeo viene del griego -ὑπόγαιον- y significa “cámara subterránea”. Es el nombre dado a galerías o pasajes excavados bajo tierra con funciones funerarias, es decir, son sepulcros. A lo largo del tiempo han sido utilizados por innumerables sociedades: la ibérica, la egipcia o la fenicia.  El Hipogeo de Hal Saflieni es el único templo subterráneo prehistórico conocido. Fue excavado hacia el 2.500 a. C. y se cree que su primera función fue la de santuario. Más tarde, pero aún en tiempos prehistóricos, se convirtió en una necrópolis. Fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1980.
  Fue descubierto, accidentalmente, en 1902, durante las obras de construcción de unas cisternas en una vivienda. Entre 1992 y 1996 se realizaron trabajos de restauración.

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El Hipogeo de Paola. ( Foto bajada de Internet).

  Volviendo a nuestro viaje:
Las indicaciones nos llevaron a una manzana de casas, pero... Allí no había ruinas !! Otra vuelta y otra... y, al final, le preguntamos a un buen hombre que estaba limpiando el coche frente a la puerta de su casa. Este, se afanó en explicarnos donde estaban las ruinas en cuestión e incluso subió a su casa y bajó con una fotocopia de un plano callejero, con la ruta mercada con un "fosforito" amarillo. ¡¡ Vaya detalle !!
  De nuevo al coche, seguimos las indicaciones del plano y... ¡¡ Joder !! nos llevó al mismo sitio donde habíamos estado nosotros. Yo había visto fotos del Hipogeo en Internet y eran unas ruinas de piedra, como un templo... Pero claro, en las fotos, no se veía que estaba metido en una manzana de casas y dentro de una vivienda. Bueno, ya lo habíamos encontrado, ahora a entrar y disfrutar... 

  Pero hay infelices de nosotros... Nos encontramos con una chica catalana en la puerta y empezamos a hablar:
> ¿A qué hora tenéis la entrada ? - nos dijo.
> Como que ... ¿A qué hora? 
> Sí, claro, tenéis que tener reservado con antelación, sólo entran diez personas a la hora, durante unas horas concretas.
> Qué nos dices !! Toda la tarde dando vueltas, para nada !! 
  Menuda desilusión, puesto que era una de las cosas que veníamos a ver con más ganas... Además sin posibilidad de coger hora para otro día ya que estaba todo ocupado en los dos meses siguientes. Pues nada, en otra ocasión será, pensamos, ya tenemos excusa para volver.

  Para que no os pase lo mismo que a nosotros, os dejo aquí unos datos:
La oficina encargada del patrimonio maltés ha restringido el acceso al hipogeo a 80 personas al día, por lo que se recomienda reservar con antelación. Es aconsejable hacerlo por lo menos cinco semanas antes del viaje, sobre todo en alta temporada. 

* Hipogeo de Hal Saflieni:

* Ubicación
Burial Street, Paola (Malta)


* Horario
Todos los días de 9:00 a 16:00 horas.


* Precio
No está permitida la entrada a menores de 5 años
Niños de 6 a 11 años: 15 €
Jóvenes (12 a 17 años) y estudiantes acreditados: 20 €
Adultos: 35 €
Mayores de 60 años: 20 €


* Transporte
Autobús: líneas 81, 82, 24, 85 y 88 (parada Ipogew)

* Reservas
https://booking.heritagemalta.org/ (Esta es la página oficial para reservar)
https://www.disfrutamalta.com/hipogeo-hal-saflieni    (Civitatis)

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  Lo que sí podíamos ver era el Templo de Magar-Qim, en Tarxien, al lado de Paola... Por lo menos, algo del megalítico veríamos. Así que, cogimos el coche  y fuimos para allá. Estaba a menos de 1 Km y en 5 minutos estábamos en la entrada. Antes de pasar buscamos algún sitio para comer, pero eran cerca de las tres y a esa hora era casi imposible encontrar nada abierto. Así que sin más demora entramos en el templo. 


​  Este complejo megalítico está datado entorno al 2.800 a.C. y, al igual que muchas otras estructuras en Malta, ha sido reconocido como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

El acceso a las ruinas de Magar-Qim.
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Distintas vistas del templo de Magar-Qim.
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Escudo de Txartien.

  Tarxien es una población que linda a Paola en el sureste de la isla de Malta. La localidad, en marzo de 2014, contaba con 8.583 habitantes. Sinceramente, la población es fea y no tendría ningún interés si no fuese por su templo megalítico. Según estudios realizados con radiocarbono, los templos megalíticos de Malta son anteriores a las grandes pirámides de Egipto, el palacio de Cnosos en Creta o el círculo de piedras de Stonehenge en Inglaterra.
En este templo se han encontrado restos de una civilización que, se cree, residió allí entre el 4.100 y el 3.800 a.C. y preludio de la era de las edificaciones gigantes.
Sólo por esto se puede decir que la visita a Tarxien no te defraudará.

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  Magar-Qim está adosado al antiguo cementerio de la localidad, de hecho, creo que se descubrió al hacer un plan de ampliación del mismo.

 

  Está bastante bien conservado y guarda toda la estructura de las dos “naves” circulares  que lo forman. Una serie de pasarelas te van llevando ordenadamente por el camino desde su inicio hasta su fin. En la entrada te dan un folleto explicativo para que realices el recorrido y sepas lo que vas viendo. La visita no es muy larga, claro dependiendo de lo que te quieras enrollar, y en 30 o 45 minutos lo ves. 

Distintas vistas del templo de Magar-Qim.
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Entre las ruinas megalíticas me encontré a este simpático txantxangorri (petirrojo).
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Contra-luz de Mdina desde la carretera de acceso a la ciudad.

  Tras ese paseo por el megalítico, volvimos hacia el noroeste para dirigimos al último destino del día; Mdina. Las tardes se consumen en un suspiro y si a eso le añadimos que cierran todo muy temprano, te obliga a andar bastante espabilado. Llegamos a la ciudad en apenas media hora. Teníamos algo de hambre, pero eran las cinco más o menos y estaba todavía todo cerrado. Un pequeño vistazo a la puerta de la ciudadela y después paseamos por las calles de la zona baja.

  Era como transportarse a la edad media... Calles empedradas, casas blasonadas con balcones y terrazas llenas de flores... Paseando, encontramos una paztitzeria que estaba abierta y comimos algo de pasta que, por cierto, estaba en su punto y aderezada con las especias típicas de la zona. ¡¡ Muy buena !!

Escudo de Mdina.

  Mdina se compone de dos partes; la zona baja que es la “moderna”, donde se encuentran las viviendas con la mayoría de la población y que prácticamente pega con Rabat y, la parte alta que es la que podríamos denominar “romántica”, donde están las murallas, la antigua ciudadela y la mayoría de restaurantes, hoteles, etc. Como dije antes, la palabra Mdina, en árabe, se usa para definir una ciudad amurallada. Fue la capital de Malta hasta 1570, la llamada Citta Veccia, y tradicionalmente ha sido la ciudad de los nobles. Los fenicios, en el año 4.000 a.C., supieron ver en el centro geográfico de la isla, sobre una meseta que les daba una ventaja defensiva y estratégica el lugar idóneo para fundar allí un asentamiento llamado Maleth. En la actualidad, habitan en la ciudadela unas 300 personas .

  Tras los fenicios llegaron los romanos. Estos, se asentaron en la isla hasta la invasión normanda en 1091. Los normandos rodearon la ciudad con gruesos muros y ampliaron el foso separándola del asentamiento más cercano, Rabat.
  Mas tarde, en 1530, Malta pasó a manos de la Soberana Orden Militar y Hospitalaria de San Juan de Jerusalén u Orden de la Cruz de Malta que es como se llamo posteriormente. La ciudad de Mdina hospedó así la ceremonia mediante la cual cada Gran Maestro juraba públicamente su intención de proteger las islas maltesas y los derechos de sus gentes. Un fuerte terremoto, en 1693, llevó a la introducción del Barroco dentro de la ciudad reconstruyendo los palacios e iglesias que han llegado hasta nuestros días, siendo una de las ciudades amuralladas mejor conservadas de Europa.

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Las calles adyacentes a la ciudadela.
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El remate de la entrada de la ciudadela fue creado por el arquitecto francés Charles François de Mondion en 1724.

  La tarde estaba muriendo lentamente y era el momento propicio de ir a la parte amurallada. Al llegar, daba la sensación de que el tiempo no había pasado. Sus angostas y estrechas calles, tan deshabitadas, tranquilas y personales le dotan de una especial idiosincrasia. La urbe es conocida como la "Ciudad del Silencio". Cruzamos la majestuosa entrada de la muralla y...

Entrábamos en la Edad Media.

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Las calles de Mdina bañadas en la oscuridad y el silencio.

  Entramos a la ciudadela... Fue el momento culminante del día. Poco a poco la oscuridad se hizo dueña y señora de todo. Las luces empezaron a encenderse y acabaron de transportarnos a un mundo mágico, un mundo de color ocre, bañado de tonos azules y violetas. Cerrando los ojos y con un poco de imaginación, uno se podía transportar a otra época y sentir cabalgando a los Caballeros de la Orden de la Cruz de Malta, meciendo sus capas al viento. Era impresionante sentir, bajo mis pies, tantos años de historia.

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La catedral de San Pablo.
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Piedra y cielo en Mdina.
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Una típica cabina de teléfono inglesa.

  Tras un largo paseo, el cansancio empezó a hacer mella, así que decidimos volver para Mellieha. Alrededor de media hora de coche y al hotel... A descansar.

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Malta

 

La "Blue Grotto": el segundo fracaso del viaje

Tras levantarnos y asearnos, desayunamos tranquilamente viendo la imponente imagen de la iglesia de Mellieha desde nuestra terraza.

Rosa se había levantado algo mejor de sus problemas de espalda. Así que, salimos con ganas de pasar un buen día de mar y cuevas. Se nos acababan los días y había cosas que todavía queríamos ver, por ejemplo, la Blue Grotto en la parte suroeste de la isla, la zona de los acantilados más abruptos. Nos separaban unos 22 Kms desde Mellieha. Fuimos directamente hacia Iz-Zurrieq, bueno, directamente es un decir, porque como siempre nos despistamos en la famosa rotonda y luego en Luqa, pero al final cogimos el camino correcto y sobre las 09:30 estábamos en los acantilados de Il-Qrendi. 

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La iglesia de Mallieha desde la terraza del hotel.
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Escudo de Qrendi.

  Qrendi es un pequeño pueblo situado en la zona suroeste de la costa de Malta. En el censo del 31 de marzo de 2014 contaba con 2.752 habitantes. Las primeras referencias de esta localidad datan de 1417 cuando se registraron allí 26 familias. Durante el periodo de los Caballeros de la Cruz de Malta se construyeron varias torres defensivas.
  La localidad es famosa por albergar en su territorio la Blue Grotto y los templos neolíticos de Mnajdra y de Hagar-Qim.

  La Blue Grotto o That il-Hnejja en maltés, es uno de los lugares más bellos de la isla de Malta. Se Trata de una serie de seis cuevas marinas a los pies de los acantilados. El nombre de Cueva Azul procede del color de las aguas del mar reflejado en las paredes de la cueva. Este espectáculo tiene lugar desde el amanecer hasta el mediodía, por lo que se recomienda ir temprano. Las barcas que te llevan a la cueva cuestan 7,50 € para los adultos y 3,50 € para los niños. Tardan unos 20 minutos en llegar al destino y la visita de las principales cuevas dura alrededor de una hora.

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La espectacular entrada a la Blue Grotto desde el mirador de la carretera.

  Nosotros estábamos allí temprano, todo iba según lo planeado. Desde la parte alta de la carretera, una primera visión de la gruta nos dio idea de que aquello debía ser precioso. Unas fotos y para abajo... Yo estaba emocionado, se intuía un buen día de fotografía. Por dentro la gruta debía ser un espectáculo de formas y colores. Al llegar abajo, nos dirigimos al edificio donde se compraban los tickets para el paseo en barca:
> Hello, good morning. Two tickets pleasse.
> Oh, no... today no board ...the sea no good.
> ¿Cómo? ¿ No sale el barco ? ¿ Por un poco de "trapalla" ?  ¡¡ No me jodas !!
> No te pongas así, si no se puede por algo será - me dijo Rosa.
​> Can back tomorrow, maybe it´s possible.
> Ya, ya... Menuda putada.

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  Tras el chasco del Hipogeo, esta era otra gran desilusión... Dos de las cosas más emblemáticas de Malta y sin poder verlas... ¡¡ Joder, qué mala suerte !! Tampoco parecía que hiciese tan mala mar. Me imagino que, para navegar dentro de las cuevas, pegado a las rocas, las condiciones tendrán que ser de "calma txitxa" como dicen los hombres de mar. Todo sea por la seguridad... ¿no?
  Bueno, quedaba la pequeña esperanza de que la mar se calmase y, en alguno de los dos días que quedaban, pudiésemos salir. Hoy había olas de 0,60/0,80 m y un viento de fuerza 2-3. Recordaría estos datos para comprobarlos al día siguiente y ver si amainaba la fuerza del mar.

El islote deshabitado de Firfla.
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Distintas imágenes de los alrededores de la Blue Grotto.

  Después del bajón, tocaba reponerse y aprovechar la mañana. Dimos una vuelta por el lugar, viendo a los submarinistas zambullirse, descubriendo la pequeña cala acondicionada como embarcadero, con todas las barcas amarradas, claro está, y los acantilados con las típicas torres de vigilancia... En fin, lo poco que hay por allí. 

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Ese día me dejó esta foto de Rosa... ¡¡ Preciosa !!
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En la parte alta de los acantilados las "chumberas"
exhibían sus tentadores frutos.

  Vimos algunas plantas de Opuntia ficus-indica, más conocida como chumbera. A Rosa le llamaron la atención sus tentadores frutos pero, antes de que se acercase demasiado, le dije que tuviese cuidado. Las púas de esa planta, casi invisibles, son muy traicioneras y se clavan hasta el "alma" como se te ocurra coger los higos sin unos buenos guantes. 
​  Junto al despacho de venta de tickets, en la tienda puesta para tal fin, compramos algún regalo para llevar a casa. Después sacamos algunas fotos de la costa y aproveché para hacerle unos retratos a Rosa. El pañuelo al viento, la mar, sus cabellos despeinados... Parecía una estrella de cine. Poco más teníamos que hacer allí y, como estábamos cerca del Templo de Hagar Qim,  sin más dilación nos encaminamos hacia allí. El tiempo estaba cambiante, tan pronto se abrían claros y el sol calentaba de lo lindo, como se nublaba el cielo con malas intenciones. Teníamos que aprovechar, el día había empezado "torcido" pero, por lo menos, podíamos hacer una de las visitas programadas.

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El acceso al complejo y el edificio del Centro de Interpretación.

  Llegamos a eso de las 13:30 horas, esta vez sin mucha complicación. Hacía un sol de justicia, aunque de vez en cuando se nublaba un poco y la verdad sea dicha, se agradecía. Nos comimos una manzana y entramos al recinto.  Disfrutamos del espectáculo audio-visual en 4D que te ofrecen al adquirir el ticket. Una curiosa proyección, bonita y muy bien hecha, con unos efectos alucinantes. Después, vimos las maquetas y los paneles informativos explicando cómo surgió y se desarrolló la vida en la isla. Aunque no se sabe con exactitud, se cree que los primeros pobladores llegaron desde algún punto del norte de África.  

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Las maquetas de los templos eran una maravilla.

  Las maquetas muestran, con luces y todo, como se proyectaba la luz del sol en la puerta principal del templo, incidiendo de tal manera que se adentraba hasta el fondo, donde iluminaba la imagen de la diosa madre justo en el solsticio de verano, cuando el sol está más alto. Para terminar, pasamos a ver directamente las ruinas. 

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El templo megalítico de Hagar Qim.

  Hagar-Qim es un conjunto arquitectónico formado por un templo principal y tres estructuras megalíticas, separadas unos 200 metros, sobre una colina en lo alto del acantilado frente al Mar Mediterráneo. Actualmente, están protegidos por una cubierta tipo lona, amarrada a unos anclajes de hormigón y sujeta por unos gruesos cables de acero, con el fin de evitar el excesivo castigo de las inclemencias meteorológicas y con la intención de preservarlos para las futuras generaciones. En los últimos años, habían sufrido bastante deterioro y una tormenta eléctrica había puesto la “guinda”, derribando uno de los enormes y “fálicos” monolitos. Así que, aunque estéticamente desluce bastante, todo sea para que nuestros hijos, nietos, etc., etc., puedan tener opción de ver esa parte de la historia. Por supuesto, estos templos son, desde 1980, Patrimonio de la Humanidad. 
  Estos templos fueron construidos durante el 3.600 y el 3.200 a.C., periodo histórico conocido como época de Ggantija. Cerca de Hagar-Qim se encuentra el otro complejo megalítico llamado Mnajdra.

  * Hagar Qim & Ggantija Temples
  * Horarios:                                                                                ​* Precio:
  En verano ( del 1 de abril hasta el 30 de septiembre )                                 Menores de 5 años: entrada gratuita
  Abierto de lunes a domingo de 09:00 a 18:00 horas.                                   Niños de 6 a 11 años: 5,50 €
  En invierno ( del 1 de octubre al 31 de marzo )                                         Jóvenes de 12 a 17 años: 7,50 €
  Abierto de lunes a domingo de 09:00 a 17:00 horas.                                   Adultos: 10 €
  Cerrado 24, 25 y 31 de diciembre, 1 de enero y Viernes Santo.                      Jubilados: 7,50 €

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Un entorno espectacular que te transporta a otra época, sin teléfonos, sin ordenadores, tan solo con el sol como referencia.

  Recorrimos los dos templos, acariciando sus paredes e imaginando a los primeros pobladores levantando aquellas moles de piedra, que en algunos casos medían casi cinco metros. Unas fotos, una mirada al horizonte y con las mismas, nos encaminamos hacia la entrada con la intención de comer algo. Eran algo más de las tres. Desafortunadamente, el bar-restaurante estaba ya cerrado.

  ¡¡ Que lata de horarios !!

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El Popeye´s Park.

 Estábamos cansados de llevar todo el día pateando y decidimos volver hacia el hotel. Ahora, el cielo, se empezaba a nublar... y bastante.
​  De camino a Mellieha, se nos ocurrió acercarnos al Popeye´s Park, unos decorados que utilizaron en su día para rodar una película de Popeye el marino y que decidieron dejar allí como reclamo turístico. Llegamos a la entrada del parque y empezaron a caer unas gotas de lluvia. Eso nos cortó un poco en el momento de entrar y al final lo agradecimos. Vimos a una pareja de madrileños que salía de allí, venían “jurando en hebreo”...

> Joder vaya tarde... - dijo el chico.
> Hola ¡¡  Habláis castellano... ¿Qué tal está esto?... Es que estábamos dudando, si entrar o no - les pregunté.
> No entréis, no vale la pena... A nosotros nos ha dejado aquí el autobús, venimos en un viaje organizado... Nos soltaron aquí a la mañana, encima hemos tenido que pagar la entrada, 12 € cada uno y total para ver un simple decorado y cuatro personas disfrazadas. ¡¡ Todo el día perdido !! - nos dijeron indignados.
> Pues sí, siendo así no entramos... Gracias.

  Además la tarde empezaba a amenazar con una galerna, se levantó un fuerte viento y las gotas de lluvia cada vez eran más frecuentes. Sacamos unas fotos desde arriba y nos fuimos para el hotel. De camino paramos a comprar algo para cenar, estábamos cansados. Rosa se bajó y compró algo de pan, lechuga, tomates... Bueno, cosillas para hacer una buena ensalada y unas cervezas, claro está. 
  El plan era llegar, una ducha, preparar la cena y sentarnos en nuestra terrazita  a ver morir el día.

  En el hall, aprovechando el Wi-Fi del hotel, miré en Internet la predicción para la mar del día siguiente y la cosa no “pintaba” nada bien. Daban olas de 1 m y viento de fuerza 3... Para el jueves, olas de 0,60/0,80m y fuerza 2-3. Con esas condiciones... Nada... Me empezaba a hacer a la idea de que nos iríamos de Malta sin ver la Blue Grotto.

  Cenamos, descansamos, tomamos un poco el fresco en la terraza y poco a poco el sueño y el cansancio empezaron a hacer mella en nuestros cuerpos, así que, recogimos todo y... A dormir.

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Malta - Gozo - Malta

 

The Azure Window

Nos levantamos con fuerzas renovadas. Nos duchamos y bajamos a la terraza del hotel a desayunar. Mientras desayunábamos organizamos la ruta. La intención era, ver por la mañana la isla de Gozo y dejar para la tarde “Las tres

Ciudades” y Sant Julian  Ya no había tiempo que perder, puesto que, sólo nos quedaban dos días en la isla. Desde la terraza se veía que el día no era propicio para ver la Blue Grotto ya que había mar de fondo y bastante aire que propiciaba la trapalla. Ya prácticamente daba por perdida la opción de ver la gruta.

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  Tras preparar máquinas y la mochila, montamos en el Peugeot y nos dirigimos hacia Chirkeva a coger el ferry que nos llevaría hasta la isla de Gozo. Es supercómodo, llegar al ferry, meter en su “inmenso estómago” el coche y subir a cubierta sabiendo que, al llegar a puerto, sólo tienes que volver a montar en tu vehículo y seguir viaje.
  Cirkewwa es el puerto situado en la parte más al norte de Malta. Allí se sitúa la terminal de ferry, donde operan transbordadores al puerto de Mġarr en la vecina isla de Gozo. En el verano, también operan excursiones en barco a Cómino, así como excursiones de buceo organizadas. 

Al fondo Mellieha y la Torre roja. En primer plano el muelle de Chirkewa.

  En apenas 25 minutos llegamos a Mgarr. Montamos en el coche y decidimos ir directamente a ver la Azure Window, antes de que algún imprevisto nos “chafase” otra de las “joyas de la corona”.

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La isla de Gozo desde el ferry. 
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Escudo de Mgarr.

  Mgarr es el pueblo que recibe a los ferrys que cruzan el estrecho entre Gozo y Malta. Es la puerta de entrada a la isla y también el lugar desde donde salen los botes que nos llevan a visitar la Blue Lagoon en Cómino. El pueblo de 3.629 habitantes, según el censo de marzo de 2014, no es especialmente interesante excepto la estampa del puerto o las vistas hacia Malta. Desde Mgarr salen las carreteras hasta la meseta central donde se encuentran Victoria (Rabat) y la Azure Window. La imponente iglesia que domina el puerto de Mgarr pertenece a la ciudad contigua llamada Ghajnsielen.

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La ciudad de Mgarr con su puerto deportivo.

  Algo antes de las 10:00 horas llegamos a la parte norte de la isla, a la llamada bahía de Dwejra. Esta bahía está custodiada, en cada una de sus puntas por emblemáticas formaciones rocosas. Allí estaban; al norte el precioso arco que dibuja la Azure Window y, al sur, la Fungus Rock. 
  La verdad es que es un sitio maravilloso. La mar batía con fuerza, castigando las rocas de la costa maltesa. Para ser un mes de octubre, había bastante gente de turismo. Dimos una vuelta por allí y sacamos unas fotos.

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La iglesia de Ghajnsielen domina el paisaje de Magarr.
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La Fungus Rock o Roca del General en la bahía de Dwejra.

La curiosa historia de "La Roca del General":
  La Fungus Rock, también conocida en maltés como Il-Ġebla tal-Ġeneral -la Roca del General-, es un islote de piedra caliza de 60 metros de altura situada en el extremo sur de la bahía de Dwejra. Durante la ocupación de los Caballeros de la Cruz de Malta, el acceso no autorizado a la pequeña roca se castigaba con tres años de remar en las galeras. Y os preguntareis... ¿Por qué?
  Se dice que allí el Gran Maestre de la Orden Hospitalaria de los Caballeros de la Cruz de Malta, (antigua Orden de los Caballeros Hospitalarios de San Juan de Jerusalén), descubrió el extraño tubérculo Fucus coccineus melitensis conocido como el "Hongo de Malta". Crece en la zona superior de la roca. Se pensó que esta planta, apestosa al olfato, tenía propiedades medicinales y los caballeros la utilizaron como antihemorrágico y como cura para la disentería. En siglo XVIII el tubérculo llegó a ser tan apreciado que, en 1746, el Gran Maestro de la Orden ordenó organizar una guardia permanente.

  Hoy se sabe que el hongo no tiene ninguna de las características que se le habían atribuido e incluso que la planta no es endémica de la roca, puesto que se encuentra en toda la región del Mediterráneo, extendiéndose hacia el este a zonas de Afganistán, Arabia Saudí e Irán.
Lo que si es cierto es que la Fungus Rock fue, es y será la roca más protegida de la historia puesto que, actualmente, es una reserva natural. Así es, estuvo protegida durante casi 300 años y seguirá estándolo... esperemos que muchos siglos más.

  Después nos dirigimos al norte. Allí estaba, la majestuosa Azure Window. Bellísima, desafiando al mar, caprichosa en su forma... ​It-Tieqa Zerga, en maltés, es una formación rocosa con un arco natural de piedra caliza de casi 30 metros de alto. Constituye un icono para de la isla de Ghawdex (como llaman los malteses a la isla de Gozo) y para Malta en general y una de las principales atracciones turísticas. 
  El color de la piedra, ese característico color ocre, contrastaba con el potente azul ultramar y el blanco zinc de la espuma de una mar que, rugía rabiosa batiendo con furia sus aguas contra aquellas impenetrables paredes. Un espectáculo digno de ver. Me perdí en el tiempo y en el espacio... hice cientos de fotografías. Cerré los ojos y memoricé en mi cerebro el olor a salitre, el ruido de la furia del mar y la imagen perenne de aquel arco de piedra. 

* He querido mantener el texto original pero, bajo estas fotos, incluyo un par de notas que completan este relato.

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Panorámica de la maravillosa Azure Window. Un lugar de ensueño.
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Aquella mañana, la mar batía con fuerza contra la Azure Window.

* Nota añadida en marzo de 2017: 


​  El 8 de marzo de 2017, debido al fuerte oleaje durante una gran tormenta en las costas maltesas, la Azure Window no pudo aguantar el embate de la mar y se desplomó. Esta formación fue escenario de muchos rodajes de películas y series de televisión como Furia de titanes (1981), El conde de Montecristo (2002) y más recientemente la serie Juego de Tronos. La mar, que siempre reclama lo que cree que le pertenece, acabó con la estoica resistencia de la roca. Ahora descansará para siempre bajo las aguas del Mediterráneo.

  Aquí dejo un video, grabado con un dron, para los más nostálgicos... Yo, ya lo he visto unas cuantas veces.

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  La desaparición de la Azure Window de la isla de Gozo dejó un inmenso vacío en la bahía de Dwejra. La verdad es que la fotografía de la izquierda se queda sin vida al faltar el maravilloso arco. Al principio fue bastante traumático para muchas personas que viven del turismo y para románticos de los paisajes de su tierra. A mí, particularmente, me produjo un buen disgusto esa  pérdida irreparable.
  Sin embargo un colectivo sacó el "lado positivo" de la fractura de la roca, ya que encontraron una nueva zona de investigación... Me refiero a los submarinistas y biólogos marinos que estudian ahora los fondos que se han abierto con el movimiento de las rocas.

Foto actual (2017) bajada de Internet.

* Nota añadida en marzo de 2019: 


  El estudio del arquitecto ruso de Svetozar Andreev, en colaboración con Elena Britanishska, acaba de presentar un proyecto que han bautizado como The Heart of Malta (el corazón de Malta), que pretende llenar el espacio visual que ocupaba la Azure Window, por una futurista estructura que imite tanto el tamaño como la forma original del famoso arco. De esta manera, el innovador diseño, que integra modernidad y naturaleza, permitiría atraer de nuevo a Dwejra a miles de turistas. La propuesta de Svetozar Andreev contempla la creación de un espacio de 5.000 metros cuadrados dotado de una estructura estable bajo el acantilado, recubierto de acero espejado, para la cual se utilizarían materiales ecológicos y técnicas de construcción naval. Su interior se distribuiría en cinco plantas en forma de espiral que representarían cada uno de ellos mil años de la historia de Malta, a través de museos y otras propuestas culturales. El proyecto ha sido presentado a las autoridades del país sin que, por el momento, se haya hecho pública una decisión. 

 La polémica está servida. Yo pienso que, desde luego, nada reemplazará a la gran mole de roca caliza pero, a decir verdad, desde el punto de vista arquitectónico, no me disgusta el proyecto ruso. De inicio, como todo, es chocante, pero creo que una vez que nuestros ojos se habitúen a verlo no desentonará tanto. Como ejemplo tenemos el Guggenheim. El tiempo lo dirá...


Después de este inciso, sigo con el Diario de Viaje.

  Visto todo aquello, tampoco había mucho más que hacer allí. Cogimos el coche y fuimos hacia Victoria (Rabat), la capital de Gozo y antigua capital de Malta. 

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  Victoria, conocida por los locales como Rabat, es la ciudad más importante de la isla de Gozo. El nombre de Victoria surgió en 1887 con ocasión del 60 aniversario de la entronización de la reina Victoria de Inglaterra. En marzo de 2014 contaba con una población de 6.901 habitantes. La Ciudadela de Gozo, visible desde casi toda la isla, hunde sus raíces en la Baja Edad Media, pero la colina ha sido habitada desde el Neolítico. Durante siglos la Ciudadela sirvió de refugio contra el ataque de los corsarios bárbaros y de los sarracenos. En varias ocasiones de la historia de Gozo los invasores sometieron a esclavitud a su población.

Escudo de Victoria.

Después del Gran Asedio de los otomanos, en 1565, los Caballeros se dedicaron a fortificar nuevamente la 

Ciudadela para proporcionar refugio y defensa frente a posteriores ataques. Hasta 1637 la población de Gozo fue obligada por ley a pasar las noches dentro de la Ciudadela por su propia seguridad. En tiempos posteriores, más pacíficos, fue levantada la restricción y la gente se estableció más debajo de sus murallas, creándose la próspera ciudad de Rabat.
Victoria es el centro de la actividad cotidiana. Consigue combinar el bullicio del mercado y de las tiendas con un ambiente relajado y sociable.

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La Basílica de San Jorge en la localidad de Victoria.

  Llegamos en apenas 20 minutos. Paramos en la plaza y sacamos alguna foto más. La mañana pasaba rápida y no pudimos entretenernos mucho porque teníamos que coger el ferry para volver a Malta.
  Una vez en Malta, nos acercamos hasta Mellieha y comimos en el restaurante Blue Sea, el que estaba junto al hotel. Probamos otro plato típico, esta vez pasta con setas y salami para Rosa y otra receta  de pasta con marisco y pescado para mí. De postre una ración de tarta muy rica, por cierto, y algo parecido a un café.
​  Subimos al hotel, descansamos media horita y luego nos fuimos hacia la capital, con intención de ver “Las Tres Ciudades”; Cospicua, Senglea y Vittoriosa. Esta vez cogimos el coche para meternos en la ciudad. Tal vez habría que dar alguna vuelta y queríamos tener más libertad de movimientos. Teníamos 22 Kms por delante.

La Basílica de San Jorge.
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Antiguo bus de línea de Malta, en la actualidad su uso es turístico.

  Lo primero fuimos a visitar Sant Julian. Dejamos el coche aparcado en el barrio de la marcha nocturna y, caminando, fuimos por todo el paseo marítimo hacia el embarcadero para coger el ferry que daba el paseo por “Las Tres Ciudades”. Llegamos al sitio en cuestión y...
¡¡ La tercera decepción !! ¡¡ No había ferry !! ... Motivo...
¡¡ MALA MAR !! ... ¿ Dentro del puerto ? !! No me lo podía creer !!
Que no anduviese la txalupa de la Blue Grotto, que tiene que arrimarse a los acantilados, podía entenderlo, pero...
¿ El ferry ? y ¿ Dentro del puerto ?...


¡¡ Alucinando !!

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 Sant Julian (San Giljan en maltés) es una población de algo más de 10.232 habitantes (31/03/2014), ubicada en la costa norte del país. Se halla entre Sliema y Paceville. Las tres pequeñas poblaciones forman un todo situado al noroeste de La Valetta. Es uno de los destinos más turísticos de la isla y todavía guarda el encanto de los antiguos puertos pesqueros del país, aunque está eclipsada por su incontable número de hoteles, restaurantes y discotecas. Está dedicada, casi exclusivamente, al ocio y a la vida nocturna. No hay mucho que hacer durante el día pero por la noche la ciudad se transforma en el faro de la marcha maltesa.

Escudo de St. Julian.
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Panorámica de Sant Julian y Sliema, camino del ferry para "Las Tres Ciudades".
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Aunque no pudimos salir en ferry, el atardecer me regaló esta imagen.

  Para colmo, la tarde se empezó a poner oscura y tras tomar un café cogimos el bus hacia Sant Julian para recoger el coche. Menos mal, nos ahorramos la caminata de vuelta y además estando en el bus empezó a llover un poco. Ya de noche llegamos al hotel, preparamos algo para cenar y recogimos todo. Al día siguiente debíamos dejar el hotel y marchar hacia el sur, acercándonos al aeropuerto... El viaje llegaba a su fin.

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Malta

 

Marsaskala: tradición marinera

Pasamos nuestra última noche en Mellieha. La gente del Luna Holliday Complex nos había dado un buen trato, muy atentos. El apartamento del hotel aunque, como ya dije, no era un cinco estrellas, pasó con nota los requisitos de

limpieza y orden. Desayunamos, recogimos todo y a media mañana nos fuimos en el Peugeot 107 hacia Marsaskala, donde habíamos cogido una habitación para pasar nuestra última noche en Malta más cerca del aeropuerto. En apenas 50 minutos hicimos los 28 Kms que separan Mellieha de la localidad pescadora del sur.  De camino, paramos un momento para hacer una panorámica del barrio de Mistra desde lo alto de la isla. Todos los días pasábamos por ahí y tenía ganas de hacer esa fotografía. Este era la última oportunidad, así que aparqué y ...​¡ Click, click, click !

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Panorámica del barrio de Mistra, un sitio tranquilo y acogedor.

  Llegamos a medio día y tras registrarnos y comer, fuimos a entregar el coche ya que al día siguiente cogíamos el vuelo sobre las ocho de la mañana y la empresa de alquiler de coches estaba cerrada tan temprano. Desde Marsaskala a Luqa son apenas 7 Kms, es decir, unos diez minutos. 

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Escudo de Marsaskala.

  Marsaskala en maltés Wied il-Għajn, es un antiguo pueblo de pescadores, construido alrededor de un pequeño puerto natural. Era popular desde la antigüedad y sigue siendo popular incluso hoy en día, aunque ya no realiza la práctica de la pesca tanto como antaño ni dispone de un mercado como el de Marshaxlokk. Ambos pueblos marcados por la pesca y por la tradición, son la propia imagen de poblaciones típicamente mediterráneas y se pueden recorrer enteros en tan sólo unas horas. Aunque los arqueólogos encontraron evidencia de asentamientos romanos alrededor de Marsaskala, el área permaneció en gran parte despoblada hasta tiempos recientes. La localidad alberga a 12.134 habitantes, según el censo de 2014. Hay algunas torres históricas que merecen una visita. También capillas y salinas que pueden ser interesantes. 

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  Sin ningún problema dejamos el Peugeot. Cogimos el bus 135 para volver a Marsaskala y comprobamos los horarios para no tener sustos a la mañana siguiente.
​  Ya en el pueblo dimos un paseo caminando por el puerto y   después encargamos una pizza para cenar en el hotel. Fuimos pronto para la habitación y tras cenar y organizar todo nos acostamos.

  Habían sido unos días inolvidables, Malta no es India, ni mucho menos, pero vimos algunas cosas bonitas y lo pasamos muy bien. Sobre todo, nos sirvió para conocernos mejor.

Marshaskala y sus antiguas salinas.
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Marsaskala desde su paseo marítimo.
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Luqa - Madrid - Astigarraga

 

De vuelta a casa

Nos levantamos a las cinco de la mañana. Habíamos dejado todo preparado así que, tras lavarnos e incluso comer un poco de fruta en el apartamento, bajamos a la calle a esperar el primer autobús hacia el aeropuerto. Antes de las 06:00

estábamos allí. Llegamos con tiempo y sin problemas. Tomamos un café con un bollo y tras el check-in y las compras de rigor, embarcamos rumbo Madrid. El vuelo FR5383, que debía despegar a las 07:50, lo hizo con casi diez minutos de retraso. En apenas dos horas y media estábamos en el estado español. En Madrid cambiamos de terminal y, tras casi tres horas de espera, volamos hacia Donostia. Un corto vuelo de una hora y llegamos en Hondarribia. Allí, nuevamente nos esperaba la amiga de Rosa que nos recogió en su coche y nos llevó hasta casa.

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La tarjeta de embarque del vuelo de vuelta.
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  Se quedaron algunas cosas en el tintero así que no descarto que, en un futuro, hagamos una escapada de tres o cuatro días y volvamos para ver el Hipogeo y la Blue Grotto. Ahora es ya, “coser y cantar”. El mundo está en nuestras manos.

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Għall-ieħor Malta !!

El Larrunarri o Txindoki desde el avión.

© F. J. Preciado  2014

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