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"La vida, como la fotografía, consiste en positivar lo negativo"

Septiembre de 2024

Egipto

Por la tierra de los faraones

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Las pirámides de Giza; Kefren, Keops y Micerino.

  El 31 de agosto de 2024, mi hijo se hacía mayor de edad… ¡!Ya es todo un hombrecito¡! Para celebrar el acontecimiento, decidimos hacer un viaje junto con mi hermana, con la que no viajábamos desde hacía unos años. Quería que fuese un viaje que recordase siempre y que nos uniese más como familia tras la muerte del abuelo, por eso, el destino era un punto importante a tener en cuenta. En un principio había pensado recorrer la India en tren, de norte a sur, pero, para ello, necesitábamos al menos veinte días. Mi hermana sólo disponía de una semana, así que, aunque un poco apretado, se me ocurrió visitar uno de los lugares más emblemáticos del planeta; EGIPTO.

​  Tras poner en marcha la maquinaria y decidir la fecha del viaje, fuimos completando etapas... Renovar pasaportes, contratar vuelos y hoteles, marcar itinerario, etc.
  Era un viaje que tenía muchas ganas de realizar, un país con una cultura milenaria que siempre me había atraído mucho y una atractiva oferta a nivel fotográfico. Además, para mi hijo y mi hermana, sería la primera vez que pisarían suelo africano. Otro continente más para añadir a su lista...

  Viajar a Egipto es viajar al pasado, es descubrir una de las historias más antiguas y apasionantes del mundo. Es una de las cunas de la civilización, origen de la escritura jeroglífica, escenario de épocas que han marcado el curso de la humanidad, y lugares enigmáticos cargados de magia.

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  Un poco de historia

 

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  La historia de Egipto es tan larga, rica y variada que, para contarla, necesitaríamos dos o tres vidas… Se suele considerar a Egipto como el primer destino turístico de la humanidad, con Heródoto como primer turista de todos los tiempos, ya que, en el siglo V a.C., este filósofo griego dejó escrito:

“En ningún otro lugar hay tantos prodigios

ni se pueden ver tantas obras de grandeza indescriptible”.

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Bandera de Egipto.

  Egipto, como tod@s sabéis, es la cuna de una de las culturas más fascinantes de la historia del Mundo. Es un país soberano transcontinental. Está ubicado mayoritariamente en el extremo nororiental de África, mientras que en Asia se encuentra la península del Sinaí. Limita con Sudán al sur, con Libia al oeste, y  con Israel y Palestina al noreste. Al norte limita con el mar Mediterráneo y al este y sureste con el mar Rojo frente a Arabia Saudita. Su nombre oficial es República Árabe de Egipto.

  La mayor parte de su superficie la integra el desierto del Sahara. El río Nilo cruza el desierto de sur a norte, formando un estrecho valle y un gran delta en su desembocadura en el Mediterráneo. Estas tierras fértiles se hallan densamente pobladas, concentrando la cuarta mayor población nacional de África. Casi la mitad de los egipcios viven en áreas urbanas, sobre todo en los centros densamente poblados de Alejandría y  su capital, El Cairo.

 El nombre antiguo del país, especialmente durante el Antiguo Reino, era Kemet o “tierra negra”, y deriva de los fértiles limos negros depositados por las inundaciones del Nilo, distintos de la “tierra roja”o Deshret, que se refería al paisaje desértico del territorio egipcio. Es muy probable que el topónimo Egipto derive de la transcripción fonética de uno de los nombres o epítetos de Menfis, capital del antiguo Kemet, bajo la Dinastía III, a saber: Hout Ka-Ptah, que quiere decir “casa del espíritu de Ptah”, en alusión al principal templo consagrado a este dios, que pasó al griego como Aígyptos, que, con el tiempo, designó primero al barrio en el que se encontraba, luego a toda la ciudad y más tarde al reino. Una etimología popular griega, citada por Estrabón, derivaba Aigyptos de la expresión Aἰɣαίου ὑπτίως, “más allá del Egeo”.

  El origen de la civilización egipcia está ligado, sí o sí, al río Nilo. Lo que hoy es el extremo nororiental del desierto del Sahara, hace entre 8.000 y 10.000 años era una exuberante sabana llena de lagos y vegetación. Así lo reflejaron los grabados prehistóricos de pueblos bosquimanes que, además de mostrar animales propios de aquel hábitat como gacelas, avestruces, jirafas, etc., también representaron figuras humanas nadando en sus aguas.

Pero, esta exuberante sabana se secó hasta convertirse en el mayor desierto cálido del mundo. La población tuvo que replegarse hacia el Nilo y allí, a las orillas de este manantial de vida, pudieron encontrar un entorno propicio para la agricultura y la pesca, protagonizando así el periodo neolítico de la historia de Egipto.

Ya desde el principio surgieron dos entidades geográficas definidas: el Alto y el Bajo Egipto, reflejando la situación con respecto al curso del río. Este, el Nilo, con sus crecidas, propició el surgimiento de una de las civilizaciones más fascinantes de la Historia de la Humanidad. Además, los hostiles y vastos desiertos situados a cada lado del Nilo representaban una muralla natural infranqueable por enemigos exteriores, lo que supuso su mejor sistema defensivo.

El punto de inflexión para la historia de Egipto lo llevó a cabo el rey Narmer, (asociado al mítico Menes), quien fue el artífice de la primera unificación del país, recayendo en su cabeza las dos coronas. Así comienza verdaderamente la historia del Antiguo Egipto. Contando desde Narmer, se ha confeccionado una lista de treinta dinastías, basándose en diferentes hallazgos arqueológicos. 

* Bajo Egipto es la región del delta del río Nilo que  abarca toda la costa mediterránea, hasta la ciudad de El Cairo por el sur.

Corona roja.

* Alto Egipto es la zona que se extiende desde el sur de la antigua región de Menfis (alrededores de El Cairo), hasta la primera catarata del río Nilo.

Corona blanca.

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Corona unificada.
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Esquema de los monumentos visitados colocados en la extensa cronología del antiguo Egipto.

  Entre los 3.000 años de historia que van desde la unificación de Egipto hasta la época romana, están marcados los monumentos que nosotros vimos:

01.- Las pirámides de Saqqara

02.- Las pirámides de Giza

03.- Los templos de Luxor y Karnak

04 .- El templo de Hatshepsut

05.- Los Colosos de Memón

  Casi 1.300 años de diferencia entre el primer monumento y el último que visitamos.

Para tener en cuenta:

  Te dejo anotadas algunas cosas que debes saber para preparar tu viaje a Egipto. Repásalas y tenlas en cuenta, son detalles que te ahorrarán tiempo y quebraderos de cabeza.

   Documentos:

1.-  El pasaporte debe estar en regla y con seis meses, como mínimo, de vigencia.

2.- El visado se puede solicitar de dos maneras:

  • IN SITU - En el mismo aeropuerto al entrar al país (puede ser largo y tedioso)

  • ON LINE - En la página del gobierno egipcio https://www.visa2egypt.gov.eg/ (fácil y rápido)

    • Si usas esta modalidad, ten en cuenta que, el visado tiene una duración de 90 días a contar desde el día de la solicitud.

    • Calcula que la fecha de tu viaje quede dentro de ese plazo.

    • El visado on-line, una vez tramitado y pagado, se obtiene en un par de días y cuesta 25$.

  Moneda:

En Egipto se usa la libra egipcia (EGP) egypcian pound. Una libra se divide en 100 piastras. En septiembre de 2024, fecha de nuestro viaje, el cambio estaba 1 € = 54,51 EGP.

Existen billetes de 1, 5, 10, 20, 50, 100 y 200 libras. Además, encontramos monedas de 5, 10, 20, 25 y 50 piastras, más la moneda de 1 libra.​

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El visado de entrada a Egipto.
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Los billetes de curso legal en Egipto, incluidas libras y piastras.
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Las monedas de curso legal en Egipto.

  Electricidad:

En Egipto se usa el mismo sistema eléctrico que en Europa, por lo que no es necesario llevar ningún tipo de adaptador.

Nuestro recorrido :

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Recorrido de nuestro viaje.

  Por motivos laborales, tan sólo teníamos una semana para organizar nuestro viaje a la tierra de los faraones...

Esta es la cronología del viaje:

Día 01/09: Vuelo Bilbao-Estambul

Día 02/09: Vuelo Estambul-El Cairo >> Traslado a Guiza

Día 03/09: El Cairo

Día 04/09: Guiza  >> Traslado en autobús nocturno a Luxor

Día 05/09: Luxor

Día 06/09: Luxor  >> Traslado en autobús nocturno a El Cairo

Día 07/09: El Cairo

Día 08/09: Vuelos El Cairo-Estambul y Estambul-Bilbao

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Astigarraga - Bilbao - Estambul 

Con todo preparado desde hacía días y con el check-in hecho desde la tarde del sábado, tras apurar las últimas horas de la mañana y comer muy temprano (12:00 h), a eso de las 13:30 salimos dirección San Sebastián para coger el autobús que nos llevase al aeropuerto de Bilbao.

  Teníamos billetes para las 15:00 horas, para un trayecto que, en condiciones normales, dura apenas 1h y 15m. El autobús salió puntual, pero, a la altura de la localidad de Deba, un accidente en la autopista A8, provocó una retención de más de 10 Kms.

  El tráfico se paró de repente y después de 10 minutos parados comenzó a rodar, pero, muy lentamente.

Los minutos pasaban a una velocidad endiablada y, en un

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San Sebastián lucía radiante ese primer domingo de septiembre.

punto concreto, el conductor decidió salir de la autopista y coger la carretera N648, la que va por la costa, para evitar meterse de lleno en la “boca del lobo”.

Vuelo TK 1318 / Bilbao - Estambul / Puerta B33

  Bueno... Todo controlado. A las 18:05 horas empezamos a embarcar y a las 18:45, con 15 minutos de retraso, despegamos en un Boeing 737. Después de un rato, cuando el avión volaba a pleno rendimiento, alcanzamos los 11.000 m de altura y una velocidad de 990 Km/h. Nos sirvieron la cena a eso de las 21:00 horas. Sobrevolamos Barcelona, Cerdeña, Roma, Bari, Tirana y Skopie, llegando a Estambul a las 23:25 horas. Tocaba buscar una zona tranquila y afrontar la larga espera hasta el siguiente vuelo...

El boarding pass para Estambul.
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  La jugada salió bien, porque volvimos a entrar en la autopista en la localidad de Mendaro y así evitamos todo el atasco. Conecté el Google Maps para ver que marcaba el GPS y me decía que llegaríamos al aeropuerto sobre las 17:00 horas. El vuelo salía a las 18:30, así que íbamos bien de tiempo, porque el aeropuerto de Bilbao es pequeño.

  Efectivamente, a las 17:05 estábamos en el aeropuerto. Llevabamos el check-in hecho y, como no había que facturar, nos dirigimos directamente al control de seguridad. Aunque me tocó hacer control aleatorio de drogas, pasamos sin agobios y buscamos un panel de información.

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Estambul - El Cairo - Guiza

  Tras una larga y tediosa espera, a las 04:50 anunciaron en los paneles la puerta de embarque del enorme aeropuerto de Estambul. Una espectacular tormenta, con una impresionante carga eléctrica, nos sorprendió al amanecer.

  El largo paseo hasta la puerta de embarque nos activó y nos sacó del letargo de la noche. ¡!Dios mío¡! Qué grande es este aeropuerto de Estambul...

  La puerta F7B se abrió a las 06:20 para embarcar y volar a El Cairo. Despegamos a las 07:15, con 25 minutos de retraso, en un Airbus 321. En esta ocasión alcanzamos los 10.000 m de altura y una velocidad de 850 kms/h. En el avión nos dieron el desayuno. Luego, cruzando el Golfo de Antalya tuvimos unas pequeñas turbulencias, pero nada reseñable.

Vuelo TK 690 / Estambul - El Cairo / Puerta F7B

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El boarding pass para El Cairo..

  Llegamos a Estambul a las 09:10 de la mañana. Desembarcamos y nos dirigimos al control de pasaportes. Enseñamos los documentos (pasaporte, visado y el papel que te dan el avión para rellenar) y, tras devolvernos el pasaporte y quedarse con los otros documentos, pasamos la aduana…

Ya estábamos en Egipto.

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El avión que nos llevó a El Cairo.
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  A la salida nos estaba esperando el conductor para llevarnos en un taxi hasta el hotel que teníamos reservado en el mismo corazón de Guiza, el Great Pyramid Inn. Tardamos alrededor de una hora en hacer el trayecto.

La tarjeta de visita del hotel Great Pyramid Inn.

  Guiza es una ciudad de Egipto situada al oeste de El Cairo. La ciudad, con sus suburbios, tiene más de 5.000.000 de habitantes y, de hecho, está unida a El Cairo. Con el nombre de Guiza , se conoce la zona donde hace unos 4.600 años se construyeron las tres grandes pirámides de la dinastía IV. Guiza forma parte de la gran necrópolis de Menfis, que se extendía a lo largo de más de 40 kilómetros y era conocida durante el Imperio Antiguo con el nombre genérico de Hernecher (la 'Necrópolis') o Imentet ('Occidente').

  Llegamos e hicimos directamente el check-in. Tras esperar unos 20 minutos, tiempo que aprovechamos para tomar un café y algún bollo, nos asignaron la habitación y subimos a darnos una ducha. A las 11:30 estábamos acomodados.

  El hotel estaba muy bien. Las habitaciones eran amplias y limpias, el baño completo y limpio y las camas bastante cómodas. Arriba, en la terraza, se ubica el restaurante, con una cocina muy buena. Será el lugar donde mejor hemos comido en todo el viaje... Pero, lo mejor, las vistas a las pirámides.

  ¡!En primera línea de “fuego”¡!

  Por poner un “pero”, diré que, en la primera planta que fue la que nos asignaron, estaban realizando unas obras de acondicionamiento y resultaba un poco molesto. Pedí cambiar de habitación, pero, me pusieron muchas pegas y desistí. Total, como íbamos a pasar la mayor parte del día fuera, tampoco nos incomodó mucho.

  Organizamos la tarde en un suspiro. El mismo hotel nos propuso un tour por las pirámides con un guía que hablaba español. Cuatro horas para recorrer toda el área, visitando las pirámides de Khéops, Khéphren y Mikéryno o Jufu, Djedefre y Menkaure, en sus nombres egipcios, pudiendo entrar en alguna de ellas si queríamos. Además, toda la zona de mastabas y templos que complementan a las pirámides y, por supuesto, una visita a la famosa esfinge.

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  Subimos a comer a la terraza y a las 16:00 horas nos recogieron en el hall del hotel para hacer el tour. Un coche con su conductor y el guía llamado Ahmed, nos acompañaron toda la tarde.

  Llegamos a la entrada del complejo y sacamos los tickets. Su precio 900 EGP. En todos los lugares oficiales de turismo las entradas se pagan con tarjeta de crédito. Luego, en el control de entrada, me llevé el primer chasco… La vigilante me dijo que debía dejar allí, en el control, la cámara que tenía el tele-objetivo (Nikon 80-400) montado.

Mi hijo y mi hermana frente a las pirámides.

 .- ¡! Ni loco ¡! – le dije al guía. .- O pasa la cámara conmigo o no pasamos.

 .- Tranquilo, la custodian aquí – me dijo él.          

 .- ¡! Qué no, que no dejo aquí la cámara ¡!

  Finalmente, hablando con la vigilante en árabe, llegó al compromiso de que pasaría la cámara pero que, por motivos de seguridad, no podía usarla. La razón que daba es que con ese alcance podía observar los puestos de seguridad de la policía... ¡!Qué tontería¡!

  Te pegas un viaje de miles de kilómetros para ver las pirámides y me voy a entretener en fotografiar los puestos de vigilancia. Todo esto me "rayó" un poco, pero, una vez dentro, me propuse olvidar el altercado y disfrutar del entorno.

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El ticket de entrada a las pirámides.

  Nos dirigimos en primer lugar a la gran pirámide de Khéops. Ahmed nos dio muchas explicaciones y muchos datos de las dinastías 3ª y 4ª, las que construyeron las pirámides de Giza. De hecho, la pirámide de Khéops o la gran pirámide de Giza, es la única Maravilla del Mundo Antiguo que queda en pie. Estas, como sabéis eran las siguientes: *la Gran Pirámide de Guiza, los Jardines Colgantes de Babilonia, el Templo de Artemisa, *la Estatua de Zeus en Olimpia, el Mausoleo de Halicarnaso, *el Coloso de Rodas y el Faro de Alejandría.  

 

  Por otro lado, las Maravillas del Mundo Moderno son:

Chichén Itzá - Yucatán (México), *el Coliseo de Roma, la estatua del Cristo Redentor en Río de Janeiro, *la Gran Muralla China, Machu Picchu en Cuzco, Petra en Jordania y *el Taj Mahal en Agra.

( Nota: las que están marcadas en rojo y con un * ya las he visitado o los lugares donde se ubicaban en el caso de las Maravillas del Mundo Antiguo )

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Las pirámides de la meseta de Guiza.
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Distintas vistas de las mastabas y las pirámides "menores" de la meseta de Guiza.

  Cada una de las tres grandes pirámides tenía su propio nombre, que designaba también el cementerio que las rodeaba. Durante el reinado de Keops , fue cuando la meseta de Guiza alcanzó su gran relevancia.

Existen otros tipos de sepulturas en Guiza, como mastabas e hipogeos, destinadas a miembros de la familia reinante, altos dignatarios o sacerdotes. Las pirámides que rodeaban los restos de los faraones formaban parte de amplios complejos funerarios, incluidos templos y otras tumbas, entre ellas pirámides menores.

 

Las galerías de acceso y mi hijo en la cámara central.
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  Pagamos el extra que te piden si quieres bajar al interior de la pirámide y, tras coger aire, nos dejamos engullir por aquella mole de piedra caliza de 120 toneladas. Al principio resultaba un poco claustrofóbico, pero, tras llegar a la primera zona de ensanche, todo resultó más fácil.

  Al igual que en la Muralla China, en el Taj-Mahal o en lugares tan emblemáticos, estar frente o dentro delas pirámides es una experiencia fascinante, la excitación de caminar por una construcción de miles de años me hacía sentir mariposas en el estómago.

 

  Al este de la pirámide de Khéops , se construyeron las denominadas pirámides de las reinas , que son tres pequeñas pirámides de casi 50 metros de lado y 30 de altura, para servir de tumba a su madre Hetepheres y a sus mujeres Merytites y Henutsen. En 1992 , se descubrió otra pirámide situada al sureste de la gran pirámide , con base cuadrada de 23 metros de lado y poco más de 12 metros de altura, con tan solo los restos de las tres primeras hileras de piedra.

Los faraones egipcios esperaban convertirse en dioses en la otra vida. Con el fin de prepararse para el otro mundo erigieron templos a los dioses y enormes tumbas piramidales para ellos mismos, llenas de todo cuanto cada gobernante necesitaría para guiarse y mantenerse en el más allá. 

  El faraón Khéops inició el proyecto de la primera pirámide de Guiza, hacia el año 2550 a. C. Su Gran Pirámide es la mayor de Guiza y originalmente se elevaba 147 metros sobre la meseta; ahora es un poco más baja, ya que sus lisas piedras de revestimiento desaparecieron hace tiempo. Se calcula que sus 2,3 millones de bloques de piedra pesan entre 2,5 y 15 toneladas cada uno, es decir, echando por lo bajo, la Gran Pirámide puede pesar unos 12 o 13 millones de toneladas que, como podéis ver, es un número que nos abruma...

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Sabias que...

La Pirámide de Khéops o la Gran Pirámide

Es la más antigua de las siete maravillas del Mundo Antiguo y la única que todavía se puede visitar. Es, además, la primera y la más grande de las Pirámides de Guiza. Parece que su construcción finalizó alrededor del año 2570 a.C. y que para ello se utilizaron 2,3 millones de bloques de piedra, con un peso medio de 2,5 toneladas cada uno.

  Aunque lo que hay hoy en día ya impresiona, si alcanzamos a imaginarla revestida con los más de 27.000 bloques de piedra caliza blanca brillando, ya nos quedamos boquiabiertos. Estos, por desgracia, se derrumbaron por un terremoto.

  Entrar a la Pirámide es posible, pero hay que pagar. Concretamente, la entrada son 400 libras egipcias, lo cual supone un “pellizco” si lo comparamos al acceso al interior de otras pirámides. Lo cierto es que dentro de la pirámide no encontrarás nada, pues no hay ni jeroglíficos ni ninguna sala espectacular, pero muchos viajeros se emocionan al saberse dentro de unos de los edificios más antiguos del mundo y con tanto misticismo. Otros, prefieren entrar a la de Kefrén o Micerinos (100 libras) o hacerlo en el complejo de Dashur, donde el acceso es gratuito. Lo dejamos a tu elección, pero, si eres una persona con claustrofobia o problemas de asma, es mejor que lo evites, ya que el pasillo es angosto y empinado y acostumbra a haber bastante gente.

  El complejo funerario del faraón Kufu o Khéops, que él mismo mandó a erigir, está conformado por su pirámide, las tres pirámides de las reinas, una pirámide satélite, el Templo del Valle, varias fosas con barcas solares, mastabas o tumbas de nobles y cortesanos y tres cementerios.

  De la pirámide de Khéops, fuimos a la de Khéphren...

El hijo de Khéops, el faraón Kefrén, construyó la segunda pirámide de Guiza hacia el año 2520 a.C. Su necrópolis, destaca en el paisaje porque también incluye la Esfinge, un misterioso monumento de piedra caliza con cuerpo de león y cabeza de faraón. La Esfinge, que antes del siglo XIX pasó miles de años enterrada en la arena con sólo su cabeza visible, podría ser el centinela del complejo funerario del faraón, aunque no hay pruebas definitivas de que él la construyera. 

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Sabias que...

La Pirámide de Krefén

Con 143,5 metros de altura, la del faraón Kefrén o Jafa es la segunda pirámide más grande de Egipto. Está ubicada en un terreno un poco más alto que la anterior, así que puedes llegar a pensar que es un poco más grande y, además, conserva una parte del revestimiento de piedra caliza blanca.

Este complejo funerario está en mejor estado de conservación que el de Khéops y está conformado por el Templo del Valle, una pirámide satélite, 5 fosos de barcas solares y más de cien habitaciones que era utilizadas como almacenes o talleres de artesanos.

  La tercera de las pirámides de Guiza es considerablemente más pequeña que las dos primeras: mide menos de la mitad de su altura, unos 66 metros. Construida por Mikeryno, hijo de Kefrén, hacia el año 2490 a.C., el complejo piramidal incluye dos templos separados conectados por una larga calzada y tres pirámides de reinas individuales. Las cámaras de Menkaure incluyen una decoración de nichos única en Guiza y un techo abovedado en su cámara funeraria. El elaborado sarcófago del faraón se perdió en el mar cerca de Gibraltar en 1838.

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Sabias que...

La Pirámide de Mykerino

La más pequeña de las pirámides de la Meseta de Giza, con 61 metros de altura, parece que estaba recubierta de granito rojo, que ya ha desaparecido. Parece que el sarcófago de basalto que contenía la momia del faraón Menkaura o Micerino se perdió frente a la costa de Cartagena (Murcia) al naufragar la goleta que lo transportaba a Inglaterra.

  Terminamos al pie de la enigmática figura de la esfinge. Esta, parece pequeña comparada con la pirámide de Khéops, pero, cuando estás junto a ella, te muestra su imponente silueta.

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La imponente figura de la Esfinge.
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Sabias que...

La Gran Esfinge de Guiza

Aunque lo anterior es espectacular, seguro que una de las poderosas razones para visitar las Pirámides de Egipto es ver la Gran Esfinge.

Localizada frente a la Pirámide de Kefrén, aunque sus rasgos pudiesen parecernos de mujer, es bastante posible que esté representando al faraón del mismo nombre. El cuerpo tiene forma de león con el rabo recogido en el lado derecho y, aunque está en un buen estado de conservación, hay que imaginársela pintada en vivos tonos de rojo, amarillo y azul.

La barba de la Gran Esfinge se encuentra en el Museo Británico de Londres y no se sabe dónde podría estar su nariz, que muchos creían que fue destrozada por el ejército de Napoleón por un cañonazo. Es recomendable visitarla de mañana, ya que, de esta manera, el sol dará de frente a la Esfinge y a las pirámides.

  Posteriormente nos dirigimos a la casa del papiro. Allí vimos cómo se hacían los papiros que usaban los escribas con sus jeroglíficos y dibujos. Mi hijo Iosu compró uno con su nombre y el de su chavala grabados en unos cartuchos y desde allí nos fuimos al hotel. Llevábamos casi 48 horas dando tumbos por el Mundo y estábamos molidos. Descansamos una hora y luego subimos a cenar algo en la terraza del hotel, mientras veíamos la puesta de sol desde nuestra mesa... ¡! IMPRESIONANTE ¡!

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La maravillosa puesta de sol que ofrecen las pirámides de Guiza.

  Tras ponerse el sol y ver un ratito el espectáculo de luces iluminando las pirámides, cosa que no me llamó nada la atención, bajamos a la habitación. Una ducha y un más que merecido descanso nos esperaban por delante. Mañana tocaba visita a El Cairo y nos recogerían a las 08:00 AM.

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Guiza - El Cairo - Guiza

  Nos levantamos a las 06:30 y, tras asearnos, subimos a desayunar a la terraza. El buffet del desayuno tenía casi de todo y estaba incluido en el precio. Yo tomé unos cereales, algo de bollería con mermelada, mantequilla y un más que aceptable café.

  A las 08:00 horas, puntuales, estábamos en el hall y sin apenas esperar nada llegó el guía que nos había asignado la empresa Viator, encargada de organizar ese tour.

  El guía, llamado Mustafá, un hombre de mi edad, nos acompañó hasta el coche y, tras acomodarnos, arrancamos hacia el corazón de la capital. De camino nos dijo que visitaríamos por este orden:

> la Ciudadela de Saladino

> la mezquita de Mohamed Alí

> el Museo Nacional de El Cairo

> el enorme bazar de Al-Jalili.

  El tráfico nos pareció intenso y agresivo a esas horas de la mañana, pero, con los días, nos dimos cuenta que el tráfico en El Cairo es así a cualquier hora y en cualquier circunstancia...

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La reserva de la ruta por El Cairo.

  El Cairo, «la fuerte», «la victoriosa» es la capital de Egipto. Es la mayor ciudad del mundo árabe. Es conocida por los egipcios como la "madre de todas ciudades" y la "ciudad de los mil minaretes". Su área metropolitana incluye una población aproximada de unos 16 millones de habitantes, convirtiéndola en la undécima urbe más poblada del mundo.

  Fue fundada en el año 116 d. C., en lo que hoy en día se conoce como Viejo Cairo, cuando los romanos reconstruyeron una antigua fortaleza persa junto al río Nilo. Antes de su fundación, Menfis u otras ciudades eran la capital del imperio faraónico. El nombre actual se debe a los fatimíes, que bautizaron la ciudad con el nombre de Al-Qahira. Tras diversas invasiones como la de los mamelucosotomanosNapoleón y los británicos, El Cairo se convirtió en capital soberana en 1952.

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Distintas imágenes de las calles de El Cairo.
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  Entramos en la Ciudadela de Saladino que fue antaño la fortaleza de El Cairo remontándose hasta el siglo XII. Se construyó para protegerse de los cruzados europeos que se lanzaron hacia oriente en aquellos siglos. allí, en el mundo árabe, encontraron la oposición de, entre otros, a Salah ad-Din (Saladino). Es la ciudadela más grande del islam y corazón del gobierno de Egipto.

  La ciudadela duró casi 700 años entre el siglo XIII al XIX. En la actualidad es un reclamo turístico y uno de los lugares imprescindibles que visitar en El Cairo, por su mezquita, por el recinto amurallado y por las vistas que ofrece de la ciudad.

 

  Los tikects se pueden comprar solamente en la entrada al recinto y se pagan con tarjeta de crédito como todo lo oficial. Hay un control de seguridad justo después de la entrada. No hay necesidad de comprar billetes con anticipación o pasar por una agencia de viajes.

La entrada a la Ciudadela de Saladino.

  Dentro de la Ciudadela de Saladino está la Mezquita de Muhammad Ali. Encargada por Muhammad Ali Pasha entre 1830 y 1848, esta espectacular mezquita fue construida para rivalizar con la de Santa Sofía en Estambul. También es conocida como la Mezquita de Alabastro ya que la planta inferior y la explanada están embaldosadas con alabastro hasta 11,3 metros (el resto es de piedra caliza). En el patio de la mezquita, hay un reloj que regaló el rey Luis Felipe I a Saladino, pero se estropeó en el camino y nunca funcionó. A cambio, este, le regaló al rey el obelisco que luce todavía hoy en la Plaza de la Concordia de París. En la sala central de la mezquita, una gigantesca lámpara de araña cuelga del techo abovedado. Debido a las frecuentes tormentas de arena, todo está un poco polvoriento, aun así, es interesante de ver.

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La Ciudadela de Saladino desde la carretera.
La puerta de acceso a la ciudadela.
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Los jardines anexos a la ciudadela.
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Distintas vistas de la Mezquita del Sultán Hassan.

  En la gran terraza en la parte delantera de la mezquita, encontramos el mejor mirador de El Cairo. La Mezquita-Madraza del Sultán Hassan y El Cairo islámico se pueden ver mirando hacia abajo, mientras que los cruceros que pasan por el Nilo y el centro de El Cairo se divisan en el horizonte. En un día claro, incluso se puede ver la Gran Pirámide de Giza. No fue nuestro caso...

  Ya en la mezquita y tras hacernos cubrir a todos los pies con unas babuchas de esas que se usan en quirófano y a mi hermana cubrirse la cabeza con un pañuelo, pasamos al gran patio. La belleza de estas trabajadas y exquisitas construcciones se queda un poco eclipsada con tanta parafernalia que provocan las normas del islam, pero bueno, son sus costumbres y hay que respetarlas.

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Detalles del patio de la mezquita.
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Detalles del artesonado del techo y las paredes de alabastro. Abajo, el púlpito de oración.

  Mustafá nos explicó la historia de la mezquita y nos resumió la vida de su fundador Al-Nāsir Salāh ad-Dīn Yūsuf ibn Ayyūb más conocido en occidente como Saladino (TikritIrak, 2 de febrero del 1137-Damasco, 4 de marzo de 1193), quien fue uno de los grandes gobernantes del mundo islámico y el primer sultán de Egipto y Siria. Proveniente de una familia kurda, Saladino fue una figura importante en la Tercera cruzada, en la que lideró los esfuerzos militares musulmanes contra los Estados cruzados en el Levante. Defensor del islam y particularmente de la ortodoxia religiosa representada por el sunismo, unificó política y religiosamente el Oriente Próximo al combatir y liderar la lucha contra los cristianos cruzados y acabar con doctrinas alejadas del culto oficial musulmán que representaba el Califato abasí.

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  Es particularmente conocido por haber vencido en la batalla de Hattin a los cruzados, tras lo cual volvió a ocupar Jerusalén para los musulmanes y se tomó Tierra Santa. El impacto de este acontecimiento en Occidente provocó la Tercera Cruzada, liderada por Ricardo I de Inglaterra, que se convirtió en mítica tanto para cristianos como para musulmanes.

Nota:

  Recuerda que tienes que entrar en esta mezquita (como cualquier otra mezquita) sin zapatos. Los calcetines están permitidos y puedes entrar gratuitamente aún si no eres musulmán. Si no quieres descalzarte puedes comprar unas babuchas tipo quirófano para taparte los zapatos (50 EGP / 1€).

Nota:

Horario de entrada a la Ciudadela   : Todos los días de 9:00 a 17:00 (Excepto en Ramadán que cierra a las 15:00 h)

Precio de la entrada                 : 450 EGP / 8,50 €

Horario de entrada a la Mezquita   : Todos los días de 09:30 a 16:00

Precio de la entrada                 : Incluido en la entrada general a la Ciudadela.

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Dos tomas de las fuentes y  los jardines de la Ciudadela.
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  Tras recorrer sus patios y ver el exterior de la fortaleza, sin adentrarnos en los museos y otras dependencias religiosas, que no nos interesaban mucho, volvimos al coche para poner rumbo al Museo Nacional Egipcio. Estábamos muy emocionados por ver el tesoro de Tut-ank-hamun y todas las antiguas obras que allí se guardan. Había bastante gente haciendo cola para obtener la entrada al museo, pero, Mustafá, sirviéndose de su carnet de guía oficial, se colocó en una hilera especial y, sin necesidad de esperar, pidió las entradas para nosotros, 2 adultos y 1 de estudiante. Luego, yo pagué con la VISA.

Cada entrada de adulto costó 450 EGP (8,50 €) y la de estudiante 180 EGP (3,40 €).

El Cairo desde la Ciudadela de Saladino.

  Tras esto, entramos al museo por la puerta principal, después de cruzar una plaza con una gran fuente que hay delante de esta entrada. Nada más acceder al interior del edificio, te deslumbras con todas las maravillas que allí se exhiben. Estatuas de faraones como Ramsés II y Ramsés III, Rahotep, Kefrén, Hatshepsut, la diminuta talla del faraón Khéops, bustos de escribas, vasos canopos para las momificaciones, columnas talladas con jeroglíficos, enormes losas que eran puertas de entrada a templos y pirámides, cientos de tallas en piedra y madera de sicomoro, exquisitas pinturas, papiros, relieves, estatuas y elementos funerarios de diferentes dinastías, pero la gran joya es Tutankamón y todas las salas dedicadas a su figura. Desde el bello sarcófago hasta los tesoros, que se encontraron en su tumba. El Museo Egipcio fue inaugurado en el año 1902 y desde aquel momento, no ha parado de crecer. De las 12.000 piezas iniciales con las que fue inaugurado, actualmente la colección cuenta con 150.000 objetos que no caben en el actual edificio.

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El ticket de entrada al Museo Nacional Egipcio.
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La puerta principal de acceso al Museo Nacional Egipcio.
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  Perdidos, olvidados o sencillamente arrinconados en algún rincón de su sótano, otros cientos de objetos del Antiguo Egipto esperan su turno para ser estudiados y posteriormente exhibidos bajo la difusa luz que alumbra las salas. Desde hace años se está trabajando en la construcción de una nueva sede, que pretende ser el museo arqueológico más importante del mundo. Esperaba ser inaugurado en 2023, pero, sigue demorándose en el tiempo…

  Nosotros iniciamos el recorrido por las distintas salas del museo con las valiosas explicaciones de Mustafá. A continuación os dejo un resumen de lo más importante que vimos.

Vista general de la nave central del museo.

 Seneb fue un funcionario judicial de alto rango en el Antiguo Egipto, alrededor del año 2520 a. C, que sufría de enanismo. Fue una persona de considerable importancia y riqueza que poseía miles de cabezas de ganado, veinte palacios y varios títulos religiosos y estaba casado con una sacerdotisa de alto rango de tamaño común con la que tuvo tres hijos. Su exitosa carrera y la generosidad de sus arreglos para el entierro son indicativos de la aceptación dada a los enanos en la sociedad del antiguo Egipto, cuyos textos abogaban por la aceptación e integración de aquellos con discapacidades físicas.

  Las estatuas de Rahotep y su esposa Nofret, son dos esculturas sedentes y de bulto redondo que pertenecen a un matrimonio de la clase alta. Su importancia radica en que nos descubre las vestimentas y fisionomía de la aristocracia del antiguo Egipto.

  La grandeza del faraón Kefrén queda plasmada en una escultura de tamaña natural. Se encuentra sentado en su trono en posición hierática para reafirmar su poder. En la parte posterior de su nuca, lleva el símbolo del dios Horus. Realmente fascinante.

Desde los comienzos de la civilización egipcia se destaca una pieza de arte excepcional, tanto por su calidad, su significado y su estado de conservación: se trata de la Paleta del Rey Narmer, que data del período pre-dinástico (3200 al 2755 a.C. aprox.). La función de las paletas era de soporte para los pigmentos, cremas, aceites, etc., que se aplicaban en el cuerpo, aunque era común encontrarlas dentro de ajuares funerarios o como ofrendas en los templos. Están elaboradas en diferentes materiales, como piedra, marfil, madera y basalto, y en ellas se recogían tanto hechos mitológicos como reales.

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Seneb y su esposa.
Rahotep y su esposa Nofret.
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El faraón Kefrén.
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La paleta del rey Narmer.
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La Triada de Micerinos.

  Una de las esculturas más valiosas de toda la Civilización egipcia es la Triada de Micerinos. Se ve en el centro en postura hierática y más alto que los demás al faraón Micerinos. A su derecha Hathor, diosa del amor y las artes y a la izquierda, la divinidad del nomo de Cinópolis. Perdonad que la foto esté un poco desenfocada... las prisas de Mustafá.

  En el antiguo Egipto, a los faraones y a los personajes notables se les enterraba en tumbas en las que se grababa o pintaba, escenas de la vida del personaje. En algunas tumbas aparecen soldados con una especie de bolso cogido a la cintura. El Museo de El Cairo conserva una estatuilla conocida con el nombre de «el hombre de la mochila». Es una talla de madera policromada hallada en la tumba de Niankhpepi en Meir. Fue descubierta en el año 1894, de 36,5 cm. de altura que representa a un joven egipcio transportando, en la mano, una cestita con asa y en la espalda una mochila. La estatua el hombre porteador de mochila pertenece a la VI Dinastía en el reinado de Pepi I, en los años 2332 a 2283 a.C.

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El hombre de la mochila.

  El escriba sentado es el ejemplar más hermoso que se conoce en su especie. La figura del escriba, viene a relacionarse directamente con varios de los vehículos de transmisión e información de los estratos o clases sociales egipcias:

– la escritura, traduciendo al y del acadio los mensajes del faraón.

- transcribiendo generalmente la historia propia y ajena.

– los números, encargándose de organizar el pago de los tributos.

 Su constante representación de escribir o anotar sentado y con comodidad, ha de entenderse dados los distintos y lentos tipos de escritura existentes.

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Detalle de el escriba.

  Las estatuas profanadas eran las de uno de los faraones más exitosos e influyentes, una de las pocas mujeres que gobernó Egipto como faraón y cuyo reino (1479-1458 a.C.) duró más que el de cualquier otra hasta Cleopatra. Su nombre era Hatshepsut. Era una princesa real, hija del rey Tutmosis I, un general famoso por legendarias batallas militares, y su consorte, la reina Ahmose. No tenían un heredero varón, pero no importaba mucho; en el harén real había una opción aceptable: el príncipe Tutmosis, hijo de una respetada reina secundaria. Entre todas esas maravillas, la más preciada era la mirra, que los marineros trajeron procesada, como resina, para ser usada en los rituales en los templos, en la momificación y en la confección de perfumes. Hatshepsut misma usaba el fragante aceite de mirra para aplicárselo en su piel y «brillar como las estrellas sobre toda la Tierra». Por si fuera poco, trajeron 31 árboles de mirra, para sembrarlos en los jardines de su templo funerario en Deir elBahari, uno de los más bellos monumentos de la era dinástica», que visitaré al final de mi crucero sobre el Nilo. 

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La  imagen de Hatshepsut.
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La única parte del tesoro de Tuthankamón que dejan fotografiar.

  Luego vimos las dos únicas momias que quedan en este museo, ya que, las restantes, fueron trasladadas al Museo Nacional de la Civilización Egipcia al sur de El Cairo.

  Llegó el momento cumbre… La sala de Tut-ank-hamon. Su máscara funeraria es posiblemente una de las piezas más bellas de todo el museo. Fabricada en oro macizo, vidrio y piedras semipreciosas, que forma parte del tesoro encontrado en el sepulcro del faraón adolescente. Una maravilla, que, por obviedad, no se permite fotografiar.

  El sarcófago, con forma antropomórfica, de madera y oro, es como una caja tradicional rusa (las famosas matrioskas) dentro de ese sarcófago, había otro apenas más pequeño, también de madera y de oro. Y luego, otro más, ornamentado, y decorado con oro, hasta llegar a la momia del faraón, con su máscara de oro.

  Lord Carnarvon y Howard Carter llevaban años buscando en el valle de los reyes, pero jamás habían hallado nada. Hasta que todo cambió gracias a un escalón en medio del desierto...

 

  Como tod@s sabéis, la tumba de Tutankamón fue descubierta el 4 de noviembre de 1922 por Howard Carter, arqueólogo y egiptólogo inglés. Fue bautizada como la tumba KV62 del Valle de los Reyes (King Valley) en la  necrópolis de Tebas, hoy llamada Luxor. Luego hablaré de ella. De todos es sabida la controversia y la leyenda que envuelve este descubrimiento. “Oficialmente”, para el gobierno egipcio, la versión de que fue el niño Sheikh Hussein, aguador en la expedición de Carter, el que encontró el escalón que daba acceso a la tumba del “niño faraón”, es la que quiere adjudicar para el pueblo egipcio el honor del hallazgo, sacudiéndose así, la sensación de gestión y manipulación de una fuerza colonizadora. A esta versión contribuye también la familia de Hussein.

Fotografía de Sheikh Hussein, el niño aguador, hecha por Harry Burton en 1926.
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  La famosa fotografía se sabe que fue hecha por Harry Burton a finales de 1926 y que se publicó en una revista inglesa un año después. El niño era - y esto sí está confirmado - el hijo de uno de los cuatro rais (capataces) que trabajaban a las órdenes de Howrad Carter en el Valle de los Reyes. El problema es que Sheikh Hussein nunca afirmó ni desmintió ser él el famoso niño aguador que encontró el escalón. Y lo más extraño de todo: en ningún escrito de la época de Carter, ni en su diario, ni en una carta, ni por ningún lado, se encuentra la alusión al famoso niño de la tinaja. Sheikh Hussein falleció a finales de los años 90 y se llevó con él otro de los secretos de la tumba de Tut-ank-hamun.

  La visita fue corta, me hubiese gustado tener más tiempo para poder ver más cosas y absorber toda esa información, pero, fue un recorrido rápido y escueto en comparación con la inmensidad de reliquias salvadas del expolio, de tantas riquezas, que exponen en sus entrañas. Una colección impresionante y grandiosa, que nos convierten en espectadores de la vida en la época de los faraones a través del culto a la muerte. Una huella eterna durante milenios, cuyo legado ha atravesado el tiempo…

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Distintas piezas del Museo Nacional de El Cairo.

  Desde allí, volvimos al coche y nos dirigimos al Gran Bazar de Jan el-Jalili, o Khan El Khalili. El origen de este zoco se remonta a 1382, cuando se decide construir un gran caravansar, lugar de descanso para comerciantes, en época del emir mameluco Djaharks el-Jalili.

  Estuvimos pateando el corazón de El Cairo islámico, un gran mercado de calles estrechas y laberínticas repletas de puestos (dicen que más de 900) con todo tipo de objetos y cosas en venta, desde telas, artesanías, perfumes, joyas, falsificaciones, etc. La visita fue un poco agobiante, porque, engullidos por los cientos de puestos, aquello era un constante asedio para comprar algo a sus incansables vendedores… ¡! Muy pesados ¡!

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Arriba los alrededores del mercado. Sobre estas líneas alguna calles de Jan el-Jalili.

  Allí dentro, en sus entrañas, tampoco faltan antiguos cafés donde tomar té y fumar shisha. El más famoso, y al que tuvimos la suerte de entrar, es el café de los Espejos que data de 1769. También es muy popular el café de Fishawi con 200 años de antigüedad. Pero, como os digo, era muy agobiante y tras comprar unas camisetas y algún imán para la colección, decidimos poner fin a la visita e ir a comer algo.

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  Mustafá nos llevó a un restaurante que quedaba de camino al hotel. En la entrada, dos mujeres trabajaban en un horno de pan, te enseñaban como hacían sus chapatis y luego por una propina te hacías unas fotos con ellas y te llevabas el pan al restaurante para comer. No recuerdo el nombre y no he sido capaz de situarlo en el mapa, así que no puedo daros más datos. Comimos bien, verduras asadas (berenjena, calabacín, tomate…), patatas asadas y carne de cordero estofada que estaba muy bien cocida. Luego había distintas salsas para elegir. Pedimos agua y un par de cervezas y finalizamos con unos helados de postre. Pagamos por todo unos 40 € al cambio.

Una de las mujeres que hacian el pan.
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  Desde allí nos llevaron al hotel, pero, antes paramos a repostar. El litro de gasolina estaba a 14 EGP (0,25 €). Tras descansar una hora y media, subimos a la terraza para cenar y ver la puesta de sol. Después yo salí a sacar algo de dinero a un cajero que había junto al hotel y aproveché para comprar unos imanes de recuerdo.

  Tras eso, nos fuimos a duchar y a descansar. A la mañana siguiente habíamos organizado una excursión con el mismo Mustafá, para ver las pirámides de Zoser, Saqqara y la antigua capital Menfis.

La tarde languidecía y las pirámides se volvían más mágicas, si cabe...

Guiza - Saqqara - Guiza

Nos levantamos a las 07:00. Mi hijo estaba mal, había pasado toda la noche en el baño, devolviendo y con las tripas mal. Algo le había hecho daño y quiero pensar que fueron las salsas que probó en el restaurante porque, los demás, excepto esas salsas, comimos lo mismo y estábamos bien.

  Tras asearnos, subimos a desayunar a la terraza. La camarera vio que el chaval no estaba bien y le preparó una infusión y un poco de arroz blanco para intentar parar los síntomas. Todo un detalle por su parte que le agradecí en el alma y que, desde aquí, quiero volver a agradecerle.

  A las 07:50 horas Mustafá llegó al hotel y preguntó por nosotros en recepción. Nos llamaron por teléfono a la habitación y bajé a hablar con él. Le conté que mi hijo estaba un poco pachucho y necesitábamos 15 o 20 minutos más…

  Finalmente, a eso de las 08:30 hicimos el check-out, dejamos las maletas en consigna y arrancamos hacia Saqqara. Le pedí que parase en una farmacia para comprar algo para el estómago de Iosu. Nos dieron unas pastillas para cortar los síntomas de vómitos y diarrea y continuamos viaje. Iosu estaba cansado y revuelto...

  El trayecto nos llevó cerca de tres cuartos de hora por carreteras que cruzaban localidades próximas a El Cairo y bordeaban afluentes y canales que desembocaban en el Nilo.

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Camino de Saqqara cruzamos por pueblos de palmeras y dátiles.
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Saqqara es el emplazamiento de la necrópolis principal de la ciudad de Menfis, en la ribera occidental del Nilo, situada a unos 30 km al sur de El Cairo y a 22 km al sureste de las pirámides de Guiza. En 1979, el conjunto de Menfis con sus necrópolis y campos de pirámides (GuizaAbusir, Saqqara y Dahshur) fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. La importancia de la necrópolis se debe a los restos de complejos funerarios, erigidos por los faraones del Imperio Antiguo y la gran cantidad de tumbas de nobles, pues el lugar, consagrado al dios Sokar, fue elegido por los faraones del Imperio Antiguo para establecer su necrópolis; ésta fue saqueada desde tiempos antiguos.

La tumba del monarca más antiguo posiblemente enterrado en esta necrópolis pudo ser la de Narmer, aunque tiene una tumba, o cenotafio, la B17 en la necrópolis de Umm el Qaab, en Abidos, lejos de Saqqara, en el Alto Egipto, y otra en la necrópolis de Tarjan.

  En la necrópolis de Saqqara, Imhotep, conocido como el primer arquitecto del mundo, diseñó para su faraón Zoser (Dyeser), de la III Dinastía, una tumba con un diseño revolucionario, la pirámide escalonada, la primera de grandes pirámides erigidas en Egipto. También podemos encontrar muchas mastabas de miembros de la élite del Imperio Antiguo, que solían disponerse próximas a las pirámides de sus soberanos, desde Zoser (Dyeser) hasta Pepi II. Durante el Imperio Antiguo, Saqqara fue abandonada como lugar real de enterramiento, eligiéndose Guiza como nueva necrópolis real, durante la dinastía IV. Shepseskaf volvió a utilizarla, así como los faraones siguientes de la dinastías V y VI.

  A partir del periodo tardío se enterraron en el norte de la necrópolis, posiblemente por la relación que tiene la zona con Imhotep, gran número de animales sagrados, sobre todo bueyes sagrados (encarnación de Apis), así como babuinoshalcones e ibis.

  Un poco más hacia el este hay sepulcros de perros, chacales y gatos, llegando hasta época greco-romana. Con posterioridad, ya en época copta, se estableció el monasterio copto de Apa Jeremias, un pequeño asentamiento, al sur de la calzada procesional de Unis, utilizando materiales de antiguas construcciones.

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El ticket de entrada al complejo de Dahshur.

  Llegamos a la entrada al complejo sobre las 09:30 de la mañana. Mi hijo tenía una “carucha” que daba pena. Tras parar a comprar las entradas nos dirigimos desierto a dentro hacia el lugar donde se ubican la pirámide acodada de Dahshur y la pirámide roja.

La pirámide acodada de Dahshur, dedicada al faraón Seneferu (Esnefru), comenzó a levantarse como una pirámide 'clásica' de 60 grados de inclinación. Pero algo debió suceder a partir de los 47 metros porque se redujo la pendiente de las caras a 43 grados, lo que acabaría por darle su peculiar aspecto "acodado".

  Además de por su particular forma, esta pirámide destaca por el hecho de que aún conserva la mayor parte de su recubrimiento, lo que la convierte en la mejor conservada de todo Egipto, dándole el sobrenombre épico de “aquella que brilla al sol”.

Hay que reconocer que fue un importante hito en el desarrollo de la tecnología que permitió levantar las más bellas pirámides del antiguo Egipto. De hecho, a Esnefru se le considera el primer faraón en edificar una pirámide de caras lisas. Pero, sin embargo, la fama se la llevó su hijo Keops, que logró levantar la más perfecta y bella de las pirámides, la Gran Pirámide de Giza.

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La pirámide acodada de Dahshur y un par de detalles.

  Entre sus características resalta el hecho de que una de sus dos entradas no está situada sobre la fachada septentrional o norte, hecho único en el Imperio Antiguo. En su interior se encuentra una bóveda falsa con apoyo en las cuatro paredes que es la más antigua conocida.

  El complejo funerario revela vestigios de un imponente templo cuya rica ornamentación lo distingue de los otros monumentos de la cuarta dinastía. Además, se podría decir que es la pirámide más claustrofóbica de todas, porque, para acceder a su cámara, hay que bajar por un pasillo muy estrecho que desciende 95 metros en picado, sin ningún tipo de descanso. Nosotros, de hecho, empezamos a bajar y nos echamos atrás apenas 25 metros más adelante… Era una sensación horrible… Finalmente no bajamos.

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Dos vistas desde la puerta de la pirámide acodada; un promontorio lejano y la pirámide escalonada de Zoser.

  Tras hacer unas fotos desde la “atalaya” de la puerta de entrada de la pirámide, montamos en el coche y fuimos hasta la que dicen es la primera pirámide de caras triangulares del mundo, la Pirámide Roja. Esta pirámide es la tercera más grande de Egipto y según nos aproximábamos a ella pudimos constatar sus extraordinarias dimensiones.

  También fue el faraón Seneferu el que ordenó su construcción, pero en esta ocasión la obra fue exitosa y permitió conseguir la primera pirámide de caras triangulares y lisas. Aunque el recubrimiento de roca caliza que se utilizó para alisar las paredes ya no se conserva, lo que ha dado pie a que, del tono blanquecino inicial de sus caras, pasara al rojizo que ha dado lugar a su nombre popular.

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Dos vistas de la pirámide Roja.

  En esta pirámide de casi 105 metros de altura y una base de unos 220 metros de lado, sí accedimos a su interior, porque el descenso es de unos 65 metros por un pasadizo más ancho y en el que, a medio camino, encuentras un descanso para poder estirarte. Para ello tuvimos que subir por una de sus caras, a través de un paso acondicionado, hasta alcanzar la entrada. La rampa de acceso descendía durante más de 20 metros hacia la base de la pirámide, para llegar a una cámara que daba acceso a cámaras sucesivas a través de pequeños pasadizos y andamios de madera colocados para facilitar la movilidad de los visitantes por el interior.

  El calor, la humedad y un olor raro e intenso en el interior, invitaban no querer estar mucho tiempo admirando la amplitud y los altos techos de aquellas salas, sin embargo, el hecho de estar ahí dentro, en las entrañas del lugar donde hace miles de años un faraón pasó al descanso eterno, activaba una voz en mi conciencia que me decía… “aprovecha este momento único”.

Llegué a la cámara funeraria con dos chicas que caminaban por delante de mí. Las caras de ellas, al ver el corazón de la pirámide, me imagino que serían igual que la que yo mismo tendría... Caras de asombro y de incredulidad...

  Cambiamos unas palabras en inglés, eran dos hermanas australianas. Me ofrecí para hacerles una fotografía juntas delante de la cámara funeraria, cosa que me agradecieron con una enorme sonrisa y un gesto de OK. Después, las dejé allí con sus emociones y yo puse rumbo a la salida. Hacía mucho calor allí dentro.

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La secuencia, sacada con el teléfono móvil, del descenso a la cámara funeraria de la pirámide Roja.

  Al salir me reuní con mi hermana y fuimos al coche para juntarnos con Iosu que no había querido bajar por lo mal que estaba. Ahora tocaba ver la pirámide de Zoser. Recientemente se ha considerado que la Pirámide Escalonada de Zoser, en la necrópolis de Saqqara, es la primera pirámide del Antiguo Egipto y la gran estructura de piedra más antigua. Es la tumba del faraón Zoser (Dyoser) (Necherjet Dyeser) de la Dinastía III (2650 a.C.). La estructura denominada antiguamente Dyeser Deyeseru «la más sagrada» o «sublime de las sublimes», según Manetón, fue edificada por Imhotep. Fue el prototipo de las pirámides de Guiza. Desde marzo de 2020 se puede visitar su interior, tras 14 años de una larga restauración que se inició en el año 2006.

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Dos de las últimas fotografías de la zona de Saqqara.

  Pero de camino a tan importante lugar, Iosu empezó a notar más y más molestias estomacales y me pidió encarecidamente volver al hotel. Su carita era todo un poema... Le dije al guía que, muy a mi pesar, porque tenía mucha ilusión de ver esa pirámide, le comunicase al conductor que pusiese rumbo al hotel. Sin embargo, Mustafá, en un gesto poco amable por su parte, perdió el interés en la pirámide de Zoser y se empeñó en llevarnos a Menfis para ver como fabricaban sus tradicionales alfombras.

.- Será sólo un cuarto de hora – nos decía.

.- No, ni hablar – le dije yo – vamos al hotel, por favor.

.- Será poco tiempo – insistió.

.- He dicho que al hotel, mi hijo tiene que descansar.

  Finalmente pusimos rumbo al hotel. Al llegar, Mustafá habló con la persona de recepción y le explicó el caso. En realidad, teníamos hasta las 14:00 horas para hacer el check-out y, por eso, conseguimos que nos dejasen un rato para que descansara mi hijo. Luego nos despedimos. Le di una propina ya que se la había prometido la víspera, para repartirse entre él y el conductor.

  Eran alrededor de las 12:00 del mediodía. Subimos y Iosu se fue derecho a la cama. Durmió unas cuatro horas. Luego, cuando despertó, se encontraba algo mejor, aunque no estaba bien del todo, ya que las tripas le seguían molestando. Subimos a la terraza y comimos algo. Al bajar, sonó el teléfono de la habitación. Eran los de recepción pidiéndonos que abandonásemos ya la habitación. Mi hijo se enfadó porque quería seguir descansando un poco, pero, teníamos que recoger, ya que, esa misma noche, a las 22:00 horas, cogeríamos el bus para trasladarnos a Luxor. Todo se precipitó un poco...

  Dejamos la habitación sobre las 17:00 horas y esperamos en el hall una hora y pico más. Pero, a eso de las 18:30 pedimos un taxi para ir hasta la parada del bus de la compañía 12Go. Llegamos a la parada en algo más de media hora. Nos sobraba tiempo. Nos metimos en una cafetería y pedimos una consumición. Allí dejamos una hora más… Luego, al salir, mi hijo vio un local donde servían pollo asado. Claro, él casi no había comido y ahora tenía hambre. Eso era buena señal. Fuimos a la parada y mi hermana se quedó en el local esperando, mientras mi hijo y yo cruzamos la carretera como unos egipcios más, jugándonos la vida en el intento. Finalmente resultó más fácil de lo que parecía. Iosu comió a gusto allí mismo y compramos algo más de pollo para cenar mi hermana y yo. El tiempo pasó raudo y cuando nos dimos cuenta el autobús se ponía en marcha en dirección al sur...

 

  Ahora a intentar descansar algo, la noche iba a ser larga...

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El Cairo - Luxor

  Pasamos la noche como buenamente pudimos. El viaje se hizo pesado, pero era la única manera de aprovechar el tiempo para poder ver algo de Luxor. Los vuelos eran muy caros, un viaje de El Cairo a Luxor (ida y vuelta) salía por 235 €/persona es decir unos 700 €. El autobús nos costó 15,50 € cada uno, que multiplicado por seis salen 93 €.

Como veis la diferencia es notable, pero, además, haciendo ese traslado en avión nos hacía perder más de un día de estancia en la antigua ciudad de Tebas.

  Bueno, llegamos molidos a Luxor a eso de las 09:0 horas, con casi una hora de retraso. Eso de la puntualidad no es muy de los egipcios… Aunque el hotel estaba a apenas 10 minutos a pie desde la estación, cogimos un taxi para que nos llevase. No tenía ganas de que, a cada paso, dos o tres personas nos abordaran ofreciendo cosas. Ya de por sí, el mismo taxista se puso algo pesado ofreciéndonos un recorrido por el Valle de los Reyes y demás. Nos cobró unos 4 € al cambio, es decir 200 libras egipcias que, para la carrera que fue, resultó algo caro, pero, quería llegar al hotel cuanto antes y descansar un poco. Esa misma tarde, a las 17:00 horas, teníamos programadas las visitas a los templos de Luxor y Karnak.

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Fotos de la entrada a Luxor sacadas desde el autobús y con el móvil.

  En el Queens Valley Hotel nos recibieron muy bien. Eran apenas las 09:30 de la mañana. Hablé con recepción y nos dijeron que en 20 o 30 minutos la habitación estaría preparada. Mientras tanto, nos ofrecieron algo para desayunar por 330 libras, unos 6 € al cambio, desayunamos los tres con unas tortillas francesas, chapatis, croisant con mermelada y mantequilla, fruta y un café con leche que nos devolvieron la vida. Mi hijo ya estaba plenamente recuperado de sus molestias estomacales.

  Sobre las 10:20 hicimos el check-in. El recepcionista nos dio el código del wifi, los horarios de las comidas y nos dijo que la piscina de la terraza era libre.

.- ¿Piscina? – dijo mi hijo – no nos habías dicho que había piscina.

.- Era una sorpresa – le  dije yo.

.- ¿Podemos subir a verla?

.- Sí, vamos a la habitación y luego subimos.

  Seguidamente nos acomodamos en nuestra habitación y, tras una ducha, subimos a tomar algo a la terraza. No llevábamos bañador, así que con unos calzoncillos limpios nos arreglamos… La terraza tenía unas vistas maravillosas. A la izquierda el Templo de Luxor, a la derecha el de Karnak y, en frente, el imponente río Nilo que, en su margen occidental, nos enseñaba el majestuoso Valle de los Reyes.  ¡! IMPRESIONANTE ¡!

  Nos tomamos una consumición de cervezas y refrescos y encargamos allí mismo la comida a eso de las 13:00 horas. El restaurante no era tan bueno como el de Guiza, pero, salimos del paso. Luego, tras reponer fuerzas, bajamos a descansar un poco antes de afrontar la excursión de la tarde.

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Mi hijo Iosu en la piscina del hotel.
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Luxor a la izquierda, el Valle de los Reyes eb el centro y Karnak a la derechas, vistos desde la terraza del hotel.
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Desde la terraza, además, podíamos ver cosas muy curiosas, como cabras en una casa o los medios de transporte.

  A las 15:00 horas nos reunimos en el hall del hotel con el guía que nos había asignado la empresa Civitatis a la que contraté on-line, para hacer, en tres horas, el tour de los templos. Allí apareció un “hombrachón” con imagen de buena persona y una apariencia humilde. Y así resultó ser en realidad. Su nombre Sayed. Según nos contó posteriormente, nació al lado oeste del Nilo, en la zona de los muertos como dijo él.

.- Mi familia era muy humilde. Yo trabajé desde joven para poder estudiar en El Cairo. Ahora tengo filología hispánica y turismo, pero sigo viviendo en el lado de los muertos con mi mujer y mis hijas – nos contó a lo largo de la jornada.

 

  Bueno, tras las presentaciones, montamos en el coche y, tras saludar al conductor, fuimos derechos al Templo de Karnak.

El ticket de entrada al templo de Karnak.
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  Karnak, "la ciudad fortificada", llamada entonces Ipet sut, "el lugar más venerado", es el nombre de una pequeña población, situada en la ribera oriental del río Nilo, al norte de Luxor, la zona de la antigua Tebas, que albergaba el complejo religioso más importante del Antiguo Egipto. Fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1979. Es el conjunto de templos más grande y, durante siglos, este lugar fue el más influyente centro religioso de todo Egipto. El templo principal estaba dedicado al culto del dios Amón, pero como en otros templos egipcios también se veneraba a otras divinidades.

El complejo de templos de Karnak lo componen: el recinto de Amón-Ra, el recinto de Montu, el recinto de Mut, el templo de Jonsu, el templo de Opet y el templo de Ptah.

  Existía también un lago sagrado, numerosos templetes y capillas de menor tamaño, y múltiples estancias y almacenes situados intramuros. Unos treinta faraones contribuyeron con sus edificaciones convirtiendo todo el complejo en un conjunto que, por su tamaño, unas 30 hectáreas (300.000 m2), no se había conocido jamás.

La entrada, entre dos inmensos pilonos, está precedida por un dromos ("camino del dios") llamado la Avenida de las Esfinges, figuras con cabeza de carnero, símbolos del dios Amón. Se accede a un gran patio porticado donde se encuentra, a la izquierda, un templete del faraón Seti II, una de las columnas de Taharqo y la monumental estatua de Pinedyem I, a la derecha el templo de Ramsés III, al frente, la sala hipóstila, y un poco más al fondo, los obeliscos de Thutmose I y Hatshepsut; después hay una serie de estancias, con patios menores, y el santuario, al que sólo tenían acceso el faraón y los sacerdotes.

  La sala hipóstila de Karnak era una de las partes más singulares del conjunto religioso. Con 23 metros de altura, era un espacio arquitectónico cuya cubierta estaba sustentada por 134 gigantescas columnas que eran más altas en las dos filas centrales, conformando un gran pasillo, cuya disposición posibilitaba iluminar desde el eje de la sala. Como material se utilizó la piedra, tallada en bloques que conformaban los tambores de las columnas. Estas se sustentaban en basas y terminaban en gigantescos capiteles papiroformes y campaniformes, sobre los cuales se asentaban enormes dinteles que sostenían una cubierta. Los fustes de tan colosales columnas se encontraban decorados con relieves polícromados, encargados de complementar la grandiosidad del lugar sagrado.

  En el antiguo Egipto, la construcción de los templos se iniciaba siempre por el santuario, lo que significa que Karnak se comenzó por el centro y se terminó de construir por las entradas al recinto. Todo el conjunto estaba ricamente decorado y pintado en vivos colores. Después de las pirámides de Guiza, es el segundo lugar más visitado de Egipto.

  A diferencia de Mustafá, el guía de El Cairo, Sayed, tenía ya compradas las entradas para todas nuestras visitas, así, en el caso de haber largas colas, nosotros ya no tendríamos que esperar. Las entradas estaban incluidas en el precio que pagamos a Civitatis y que fue de 84 €, y en el que entraba el coche con conductor, el trabajo del guía, las entradas y las botellas de agua.

  Llegamos al recinto y Sayed nos dio a cada uno nuestra entrada. Tras pasar el control de seguridad y mirarnos mal por mis cámaras, entramos en Karnak… Primero vimos dos de las tres barcas que acompañaban al faraón en su último viaje. La tercera está frente al templo de Luxor, en la avenida de las esfinges. Luego salimos a un gran espacio que es la antesala del templo. La entrada, en sí, es apoteósica, pasar entre las esfinges con las cabezas de carnero me puso “la piel de gallina”. Como siempre me pasa en estos casos, mi imaginación se fue hasta el antiguo Egipto y, por unos instantes, me sentí como un gran faraón entrando al templo sagrado. Los 38º de temperatura que hacía en ese momento, también ayudaban a desvariar un poco… ;-)

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La barca del faraón y el camino de acceso al templo de Karnak, custodiado por las esfinges.
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Paseando por el pasillo central del templo de Karnak.

  Todo aquello, además de grandioso, era impresionante, maravilloso, mágico… Aquellas moles de piedra tallada, esas imponentes figuras humanas, los dos grandes obeliscos, la sala hipóstila que me pareció una verdadera maravilla… Sayed nos fue desgranando la información de los distintos faraones que fueron construyendo el complejo del templo y enseñándonos todos los recovecos que hay allí dentro. Una información muy interesante, pero, tal vez, demasiada información para asimilar en el momento. Llegamos hasta el fondo del complejo, vimos el lago sagrado y el obelisco que se partió en un terremoto de no me acuerdo que año. No creo que fuese en el del año 27 a.C., me parece que Sayed nos dijo que fue bastante posterior. No importa…

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Jeroglíficos tallados en las piedras de Karnak.
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Las columnas del patio central de Karnak lucen con vivos colores y dibujos.
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Estatuas de distintos faraones adornan las distintas estancias del templo de Karnak.
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Distintas vistas de Karnak, con el lago sagrado en medio.
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Mas vistas del interior del templo de Karnak, con columnas, grabados y estatuas.
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  Tras las explicaciones, Sayed, nos dejó a solas con nuestras emociones y él se fue hacia la salida. Nos dio 20/25 minutos para hacer fotos a nuestro aire y me pareció un gran detalle. Mustafá, en El Cairo, nos agobiaba bastante con el tema de las fotografías…

  Después de recorrer el templo tranquilamente, salimos y nos reunimos con Sayed. El hombre nos había esperado pacientemente en una sombra. Ahora tocaba ir hasta el Templo de Luxor. En la puerta del complejo nos recogió el coche y en apenas 10 minutos estábamos en la entrada del otro templo. Sayed nos repartió los tickets, pasamos el control y entramos. El Templo de Luxor es bastante más pequeño que el de Karnak.

  Al igual que en el de Karnak, pagamos 450 EGP (8,50 €) para visitar el templo de Luxor. Como veis, los precios son totalmente asequibles.

El ticket de entrada al templo de Luxor.
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  El templo de Luxor, situado en el corazón de la antigua Tebas, fue construido esencialmente bajo las dinastías XVIII y XIX. Estaba consagrado al dios Amón bajo sus dos aspectos de Amón-Ra. Las partes más antiguas actualmente visibles remontan a Amenhotep III y a Ramsés II. Seguidamente, nuevos elementos fueron añadidos por ShabakoNectanebo I y la dinastía ptolomeica. En época romana, el templo fue parcialmente transformado en campo militar. El edificio, uno de los mejores conservados del Nuevo Imperio egipcio, aún mantiene numerosas estructuras. Además del gran pilono, el visitante puede también atravesar dos grandes peristilos y la columnata monumental que enlaza estos dos patios. Forma parte del conjunto denominado Antigua Tebas con sus necrópolis, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1979.

  La construcción fue ordenada por Amenofis III a su arquitecto Amenhotep. Este último edificó un templo completo: naos, santuario de la barca, sala de ofrendas y antecámara, ​ esta última flanqueada de capillas destinadas a la tríada tebana. ​ Todo está precedido de una sala hipóstila abierta a un gran patio cuadrado, el «patio solar», rodeado por tres de sus lados de una doble hilera de sesenta y cuatro columnas papiriformes. Las salas de culto, al igual que la sala hipóstila, se elevan sobre una plataforma con una gran inscripción dedicatoria.

Dos egipcios en la entrada al templo de Luxor.

  El conjunto, con proporciones imponentes pero armoniosas, fue completado por una columnata procesional de acogida de unos veinte metros, formando un grupo monumental que marcaba la entrada del templo. El programa arquitectónico se ejecutó probablemente en tres fases sucesivas y ocupó todo el reinado. Como hizo en Karnak para el patio de su padre, Amenhotep III destruyó sin duda un templo más antiguo delante del cual debía encontrarse la capilla edificada por Ra. De hecho, la estructura interna está en parte constituida con bloques reutilizados provenientes de un edificio anterior. Difícilmente accesibles, estos bloques son todavía visibles en las zonas orientales del templo que fueron modificadas en la época greco-romana. Aquí, en distintos trabajos arqueológicos, se han encontrado cartuchos grabados de Tutmosis IV.

  El templo fue descuidado, incluso maltratado durante el reino del faraón «herético» Akenatón. Los trabajos recomenzaron bajo Tutankamón y Ay, quienes acabaron la decoración de los muros de la columnata procesional, añadiendo especialmente las escenas de la Fiesta de Opet.

  Ramsés II, el otro gran constructor en Tebas, añadió el pilono, cuya plaza estaba adornada con seis colosos de Ramsés II, cuatro de pie y dos sentados, todos con su nombre, además de dos obeliscos, y un segundo patio con pórticos, de un estilo típico de la XIX dinastía, con columnas macizas que recuerdan a la sala hipóstila de Karnak. Lo adornará también con estatuas alternando con las columnas. Otros dos colosos sentados, con su imagen, precedían la entrada de la columnata procesional de Amenhotep III.

Para edificar este nuevo patio, el arquitecto de Ramsés tuvo en cuenta la existencia de una triple capilla de Hatshepsut, lo que explica que el eje del monumento esté dirigido hacia Karnak.

  Los dos obeliscos fueron ofrecidos en 1830 a Carlos X de Francia por Mehemet Ali, pero solo el de la derecha fue derribado y transportado a Francia. El obelisco fue erigido con una gran fiesta en París, dónde se erige después de 1836 en el centro de la plaza de la Concordia. El segundo obelisco, que nunca salió de Egipto, fue oficialmente «devuelto» por Francia en 1981, al principio del primer mandato de François Mitterrand.

  El agrandamiento del templo continuó en el periodo tardío de Egipto. Los faraones nubios de la XXV dinastía añadieron el muro de recinto además de un grupo arquitectónico de columnas formando un ante-patio. El recinto fue reacondicionado o restaurado por Nectanebo II, faraón de la XXX dinastía, al igual que todos los templos de Tebas. Construirían igualmente la avenida de las esfinges que unía el templo de Luxor al de Karnak, además de un pequeño templo dedicado a Isis.​

  Tebas fue maltratada por los conquistadores sirios y persas, y el desarrollo del templo fue abandonado. Alejandro Magno reacondicionó la sala de la barca, haciendo erigir las cuatro columnas que sostenían el techo. Todavía se puede ver el emplazamiento de las bases de estas columnas sobresaliendo de los cimientos de esta capilla. Esta forma, con la capilla que Filipo III de Macedonia hizo construir para el templo de Amón-Ra en Karnak es un ejemplo irreemplazable de arquitectura religiosa de este periodo de transición histórico para la ciudad de Tebas.

  De igual manera, desde el comienzo de la época griega, se puede constatar cuanta atención aportaron los primeros monarcas de la nueva dinastía a los santuarios de la ciudad santa.

  Finalmente, en la época romana, el templo fue convertido en edificio militar. En esta época, los sacerdotes enterraron piadosamente una serie de imágenes de dioses y reyes en una favissa​ que habían habilitado en el gran patio solar de Amenhotep III. ​ Estas estatuas, algunas únicas en su género, fueron descubiertas en 1989 y están actualmente expuestas en el museo de Luxor.

En su versión final, el templo de Luxor medía más de 260 metros de largo y 50 de ancho.

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Las esfinges que antiguamente comunicaban los dos templos de Tebas.
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Enormes estatuas de Ramses II  decoran la entrada al templo de Luxor.
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Ramses II fue uno de los grandes valedores de Luxor, sus estatuas así lo reflejan.

  Recorrimos el templo hasta las salas interiores, viendo los jeroglíficos y las pinturas que iban adornando cada cubículo. Se podían distinguir las distintas épocas por las que había pasado su arquitectura, los arreglos de unos y las averías de otros...

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Jeroglíficos y pinturas de la época de los faraones, correspondientes a las dinastías XVIII y XIX.
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Pinturas que reflejan el paso de los nubios por los templos de Tebas.
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Pinturas de la época romana, con algunos soldados y otras figuras pintadas sobre los antiguos jeroglíficos egipcios.
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  Acabamos la visita sobre las 18:30 horas, con algo más de media hora de las tres que teníamos concertadas, en ese sentido, Sayed se portó muy bien. Afortunadamente, ellos mismos nos harían el tour del día siguiente. Quedamos en que nos recogería el conductor a las 07:00 de la mañana en el hotel y, posteriormente, de camino al Valle de los Reyes, le recogeríamos a él, ya que, como os dije antes, Sayed vive en la margen occidental del Nilo.

  Nos dejaron en el hotel y nos despedimos. Eran casi las 19:00 horas, momento de una ducha y un baño en la piscina antes de cenar. Ese rato de relax nos vino muy bien. Desde la terraza del hotel la puesta de sol en Luxor se veía preciosa. El Nilo se teñía de colores rojizos y las montañas del Valle de los Reyes cogían un color ocre precioso… ¡!De ensueño¡!

 

  Tras la puesta del sol decidimos bajar a la habitación. Yo salí a buscar un ATM y a explorar un poco los callejones de la parte trasera del hotel, los que se adentraban en una zona de tiendas y puestos de comida. Encontré un cajero relativamente cerca y, de paso, vi un “chiringuito” donde hacía pizzas que tenían bastante buen aspecto. Regresé al hotel y lo comenté con la familia. Finalmente, decidimos traer un par de pizzas para cenar y, verdaderamente, fue un éxito.

 

Tras la cena nos fuimos a descansar, al día siguiente tocaba madrugar… Otra vez.

Una capilla con un par de columnas jónicas que podemos encontrar al final del templo.
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El Nilo y el Valle de los Reyes lucían en la noche con un halo misterioso .
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Luxor - Valle de los Reyes - Luxor

  Nos levantamos a las 06:30 de la mañana, ya que hoy tocaba la visita al Valle de los Reyes y las Reinas y debíamos andar temprano para que no nos cogiese mucho calor a mediodía. A eso de las 07:30, tras desayunar, bajamos al hall del hotel. Allí estaba el conductor que acababa de llegar para recogernos. Sayed, el guía, como ya os dije antes, nos

esperaba al otro lado del Nilo, en la zona de los muertos como él la llamaba. Le recogeríamos en su casa ya que pasaríamos por allí camino de nuestras visitas. Enseguida nos reunimos con él y nos dirigimos a ver los Coloso de Memmón, primera de las paradas de camino a los valles donde descansaban los faraones. De camino a la margen occidental del Nilo, a "la zona de los muertos", nos encontramos justamente con todo lo contrario, un vergel de vida que nos mostraba la zona inundable del río.

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Extensas zonas de cultivo a los largo de la zona inundable del río Nilo.

  Los Colosos de Memnón son dos gigantescas estatuas de piedra que representan al faraón Amenofis III, quien gobernó durante la dinastía XVIII de Egipto. Se encuentran en la ribera occidental del Nilo, frente a la ciudad egipcia de Luxor, cerca de Medinet Habu y al sur de las grandes necrópolis Tebanas. Las dos estatuas gemelas muestran al faraón en posición sedente; sus manos reposan en las rodillas y su mirada se dirige hacia el este, en dirección al río Nilo y al Sol naciente. Dos figuras de menor tamaño, situadas junto al trono, representan a su esposa Tiy y a su madre Mutemuia; los paneles laterales muestran una alegoría en bajorrelieve del dios de la inundación anual, Hapy.

Las estatuas están esculpidas en grandes bloques de cuarcita, traídos especialmente desde Guiza. Incluyendo las bases de piedra sobre las que se sustentan las estatuas, tienen una altura total de dieciocho metros y una masa estimada de 720 toneladas cada una. Ambas estatuas están bastante dañadas, se cree que eran idénticas, aunque las inscripciones pudieron ser diferentes.

La función original de los colosos fue la de presidir la entrada de los tres pilonos existentes en el complejo funerario de Amenhotep III: una inmensa construcción realizada en vida del faraón, donde se le adoraba como un dios en la Tierra. En su época, fue el templo más grande y opulento del Antiguo Egipto, ocupando un total de 35 hectáreas. Sin embargo, con excepción de los Colosos, apenas quedan restos visibles del templo de Amenhotep. Se encontraba en la orilla del terreno inundable del Nilo, y estas inundaciones anuales fueron minando sus cimientos.

Poco después de su construcción, el templo fue destruido por un terremoto, datado por el Instituto Armenio de Sismología en torno al año 1200 a. C., hecho que dejó solo a los dos colosos a la entrada del templo. Estos fueron aún más dañados por el violento terremoto del año 27 a. C.

Cabe decir que son seis los colosos hallados en esta zona. La segunda pareja tiene 15 metros de altura y, la tercera, “solamente” 11 metros. Actualmente se están restaurando y levantando todo el conjunto, incluyendo parte del templo de Amenofis III.

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Sabias que...

Los Colosos de Memmón

En la mitología griega, Memnón (cuyo nombre significa “el decidido”), fue un rey de Etiopía, hijo de Titono y Eos, la diosa de la aurora. Durante la guerra de Troya, formó un ejército para la defensa de la ciudad, pero murió a manos del guerrero griego Aquiles. Tras su muerte, su madre envió a sus hermanos, los vientos, a recoger su cadáver. Eos no cesó de llorar la muerte de su hijo en toda la noche, y sus lágrimas aún se pueden ver todas las mañanas de frío, en forma de rocío. Conmovido por el dolor de Eos, Zeus le concedió a Memnón la inmortalidad.

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Los Colosos de Memmón.
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Cuenta la leyenda...

Que el historiador y geógrafo griego Estrabón explicó que un terremoto, en el año 27 a. C., dañó a los colosos, sobre todo la figura situada al norte. Desde entonces se decía que la otra estatua "cantaba" cada mañana al amanecer, emitiendo un sollozo por el precario estado de su gemela. A principios del siglo III el emperador romano Séptimo Severo reconstruyó la estatua dañada y su gemela se silenció.

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El acceso a Queen Valley, el Valle de las Reinas.
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Distintas tumbas del Valle de las Reinas.

  Tras admirar un largo rato las enormes figuras y quedarnos embelesados por la belleza y grandiosidad de los dos Colosos y pedirle a Sayed que nos hiciese una foto de recuerdo de ese momento, volvimos al coche para continuar viaje hacia las tumbas de los faraones.

  Como nos quedaba más cerca en la dirección en la que íbamos, paramos primero en el Valle de las Reinas. Allí, decenas de tumbas guardan el descanso de las mujeres de los faraones y sus hijos menores de 14 años. Esa edad, los 14, era el límite en el que la necesidad de los cuidados de la madre, pasaban a un segundo plano y desde entonces eran los consejos del padre los que marcaban la educación de los niños. Se puede decir que era la edad en que dejaban de ser “niños” para pasar a ser “hombres”.

 

  La entrada nos costó 600 EGP (11,35 €) para los adultos y 180 EGP (3,40 €) la entrada de estudiante. Vimos varias tumbas en el Valle de las Reinas, entre ellas las de la reina Titi que fue esposa y hermana de Ramsés III en la dinastía XX.

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El ticket del Valle de las Reinas.

  La tumba de Titi está designada como QV52 y allí aparecen sus títulos: hija del rey, hermana del rey, esposa del rey, madre del rey, esposa del dios, ​señora de las Dos Tierras. Allí, se exhibe también un feto momificado...

  Consta de un corredor, cámaras laterales, una sala y una cámara funeraria interior. Los muros están decorados con decenas de deidades que representan el inframundo, deidades solares, deidades protectoras, deidades que representa el renacimiento de la reina Titi, con guardianes que recuerdan al Libro de los Muertos, imágenes de jarras canópicas, etc. En la cámara interior la reina vuelve a aparecer ante varias deidades. La pared trasera contiene una escena que representa a Osiris.

Letrero de entrada a la tumba de Titi.
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Escenas con deidades y jeroglificos adornaban la tumba de Tyti.
El feto momificado en la tumba de Titi.
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Bastet.
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Hathor.
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Seti.
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Maat.

  Allí mismo estaba la tumba QV55 perteneciente a uno de los hijos de Ramses III, el príncipe Amonchopeshfu que vivió durante la dinastía XX. Era hijo del faraón Ramsés III y la Gran Esposa Real Iset.

  Este nació antes de que su padre accediera al trono. A pesar de haber sido designado como heredero al trono de Horus, al fallecer con apenas quince años no sobrevivió a su padre y el cargo de príncipe de la corona pasó a sus hermanos menores. Su tumba fue descubierta en 1904 por una expedición italiana.

​  Como heredero del rey, Amonchopeshfu tuvo el privilegio de poder tener su tumba en el Valle de las Reinas, en la orilla occidental del Nilo, en Tebas.

  La tumba se encuentra bien conservada, y está diseñada sobre una línea recta que lleva a la sala del sarcófago, al final de ésta. Los frescos de la tumba muestran al joven príncipe con el peinado propio de un niño de la realeza, con la cabeza rapada adornada con una larga trenza. También aparece junto a su padre Ramsés III haciendo ofrendas a los dioses o siendo presentado a las deidades subterráneas por el faraón.

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Letrero de acceso a la tumba y grabado interior.
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  Luego vimos la tumba QV44 que fue construida durante la dinastía XX para Jaemuaset, hijo de Ramsés III. Esta tumba fue descubierta e investigada en 1903 por una expedición arqueológica italiana. Aunque de menor tamaño, mide 30 m, la tumba tiene la misma distribución que las de los faraones, y en sus muros está representado el Libro de las Puertas. En su interior se encontró mobiliario funerario y un sarcófago de granito con los sellos de Ramsés IV, pero la momia había sido trasladada al escondite de Deir el Bahari durante la dinastía XXI.

  Está decorada con pinturas que representan a Jaemuaset como un niño, con la coleta lateral, acompañado de Ramsés III que le presenta ante los dioses durante su viaje ritual y simbólico al Duat, la vida futura.

Grabado interior de la tumba QV44.
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  Desgraciadamente, la “joya de la Corona” del Valle de las Reinas, la tumba QV66 perteneciente a NefertariGran Esposa Real de Ramsés II, estaba cerrada por trabajos de mantenimiento. Descubierta en 1904 por Ernesto Schiaparelli fue restaurada en 1922. Es la más bella de las tumbas descubiertas, con unas pinturas muy bien conservadas, con Nefertari representada repetidamente. Sobre sus paredes se encuentra una poesía dedicada a la reina por Ramsés II:

Mi amor es único, no puede tener rival.

Ella es la mujer más bella que ha vivido.

Cuando pasa roba mi corazón y se lo lleva..

Entrada a la tumba de Nefertari, la QV66.
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  Fue una verdadera pena no poder acceder a ella. En fin, otra vez será...

  Tras esto, nos dirigimos al Valle de los Reyes. En la entrada, bien organizada, por cierto, tienes la opción de coger un suttle para ahorrarte el kilómetro largo de distancia que separa el acceso al complejo de las primeras tumbas que, con el calor que ya hacía en pleno desierto, se agradecía bastante.

La sensación de estar caminado por allí me hacía sentir "mariposillas en el estómago"…

  El precio de entrada a Kings Valley es de 600 EGP para los adultos (11,35 €) y con la entrada esta pagado el suttle. El área es enorme y, en una mañana, tan sólo se pueden ver unas pocas tumbas. Con la entrada se tiene acceso a tres de ellas, tanto en el Valle de los Reyes como en el de las Reinas. El acceso a la tumba KV62 se paga a parte.

El ticket de entrada al Valle de los Reyes.
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El acceso al Valle de los Reyes.

  Primero accedimos a la tumba KV11 es una tumba que fue comenzada por el fundador de la dinastía XX, el rey Sethnajt, pero, fue acabada y utilizada por su hijo, el último gran faraón, Ramsés III. Tras las muertes de Ramsés II y Merenptah, de la dinastía XIX, el país entero se colapsó y un periodo anárquico de incierta duración sacudió Egipto hasta que Sethnajt, un miembro ramésida de la clase militar de Pi-Ramsés asumió el poder y derrotó a todos sus enemigos, incluida la reina Tausert.

  Sin embargo, el reinado de Sethnajt, considerado fundador de la dinastía XX fue muy corto, y las arduas labores de restauración del orden corrieron casi por completo a cargo de su hijo y sucesor, coronado como Usermaatra-Meriamón Ramsés-Heqaiunu, esto es, Ramsés III.

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El cartel de acceso a la tumba de Ramses III.

  Considerado el último gran monarca del Egipto faraónico, su meta fue emular a Ramsés II, el Grande, y a esto se dedicó durante su reinado de 31 años, de 1185 a 1154 a. C. De su reinado data la imponente construcción de Medinet Habu, y parece ser que por primera vez en cincuenta años las cosas volvían a sonreír en las Dos Tierras. El reinado de Ramsés III fue el último fulgor del Imperio Nuevo.

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Pinturas de la tumba de Ramses III.
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Puerta de acceso a la tumba KV62.

  Luego, aprovechando que vimos un momento de tregua en el entrar y salir de gente, llegó el “plato fuerte” de la jornada... La tumba KV62, es la más famosa del Valle de los Reyes, ya que es la tumba real del faraón  Tut-hank-amón.
  Como os contaba con anterioridad, el arqueólogo británico Howard Carter (a las órdenes de Lord Carnarvon) descubrió la tumba de Tutankamón en el Valle de los reyes el 4 de noviembre de 1922, cerca de la entrada de la de Ramsés VI, la KV35 y bajo los restos de las viviendas de los trabajadores de la época ramésida, lo que la salvó de los saqueos de ese periodo. Como dato curioso, Carter consiguió fotografiar algunas ofrendas florales que se desintegraron al tocarlas. El hallazgo renovó el interés del mundo occidental por la egiptología. Carter avisó a Carnarvon y el 26 de noviembre ambos hombres fueron los primeros en entrar en la tumba en 3.300 años.

Entonces, Howard Carter exclamó su famosa frase:

.- Veo cosas maravillosas.

  Consta de cuatro salas y estaba llena de objetos, pero en desorden. Debido a su estado y al método meticuloso de estudio de Carter, tardó ocho años en vaciarla y trasladar al Museo Egipcio de El Cairo todo lo encontrado, más de 5.000 piezas, incluida la máscara funeraria de Tutankamón de oro macizo.

  Tras semanas de excavación cuidadosa, el 20 de marzo de 1923 Carter abrió la cámara interior y descubrió el sarcófago del faraón. Desde que apareció el primer tramo de escalera el 4 de noviembre de 1922, el avance de la excavación fue lento y minucioso, concluyendo el 8 de noviembre de 1930, fecha en que se sacaron los últimos objetos.

El ticket de entrada a la tumba  KV62.

  La tumba no parece haber sido diseñada para un faraón, parece la de un noble que haya sido adaptada de forma precipitada, como indica el hecho de que sólo fueron pintadas las paredes de la cámara del sarcófago, a diferencia de otras tumbas reales en que todos sus muros tienen escenas del Libro de los muertos.

  Se dice a menudo que la tumba de Tutankamón nunca fue saqueada, pero esto no es exacto: de hecho, lo fue por lo menos dos veces no mucho después del entierro, ya que hay evidencias de que en las puertas selladas se practicó una abertura en las esquinas superiores, que fue precintada de nuevo más adelante. Se ha estimado que el 60 % de las joyas depositadas en la llamada "Tesorería" fueron robadas, y que los funcionarios de la necrópolis embalaron de forma precipitada las que se salvaron. ​ Las puertas exteriores de las capillas, que incluían los ataúdes jerarquizados del rey, se dejaron abiertas y sin sellar. Parece ser que, tras uno de los robos, algunos artículos de la KV62 se depositaron en la tumba KV54.

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El sarcófago y la momia de Tut-hank-amon en la tumba KV62 del Valle de los Reyes.

  La sensación y la satisfacción de estar allí dentro,con mi familia, fue un completo subidón increíble. Era un momento "mágico" que compartiríamos juntos el resto de nuestras vidas.

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Parte de la decoración de la tumba y mi hijo orgulloso de estar allí dentro.

  La última visita en el Valle de los Reyes fue la tumba KV6, perteneciente a Ramses IX quien fue el octavo faraón de la dinastía XX de Egipto, gobernando de 1126 a .C. 1108 a. C.​ y que posiblemente fuera nieto de Ramsés III.

  Ramsés IX intentó devolver a Egipto cierta seguridad e influencia. Organizó viajes a Asia y Nubia para abrir de nuevo rutas comerciales, pero Egipto había perdido el control sobre las regiones de Asia, aunque todavía mantenía su presencia en Nubia. Trató de revitalizar el estado patrocinando la ampliación de los templos de Karnak y Heliópolis, pero su reinado padeció de inestabilidad política y social. Las malas cosechas trajeron una época de hambruna, donde las incursiones de libios del desierto occidental y los mercenarios extranjeros avivaban los desórdenes. El clero tebano de Amón manifestaba su considerable poder, y el sumo sacerdote de Amón, Amenhotep, se hizo representar en unos bajorrelieves de templo de Karnak del mismo tamaño que el faraón.

  La tumba contiene las escenas del Libro de la noche. Ha estado abierta desde la antigüedad según lo evidencian inscripciones griegas y romanas en las paredes de la tumba. Pinedyem II, faraón de la dinastía XXI, ordenó trasladar su momia, desde el Valle de los Reyes, al escondrijo de Deir el-Bahari (DB320), para protegerla, donde posteriormente la encontraron, en el año 1881.

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Distintas escenas en la decoración de la tumba de Ramses IX.

  Abandonamos con cierta pena el Valle de los Reyes y pusimos rumbo al templo de Hatshepsut, llamado Dyeser-Dyeseru y situado en el paraje denominado Deir el-Bahari.

  Hatshepsut, fue una reina-faraón de la dinastía XVIII de Egipto. Quinta gobernante de dicha dinastía, reinó de 1513-1490 a. C., gobernó con el nombre de Maatkara Hatshepsut, ​y llegó a ser la mujer que más tiempo estuvo en el trono de las "Dos Tierras", gobernando durante 22 años. Fue la segunda mujer faraón históricamente confirmada después de Sobekneferu.

El nombre de Hatshepsut con el que se la reconoce hoy en día en principio era un título con el significado de "La primera de las nobles damas" o "la principal dama de la nobleza", que también se presentaba en su forma completa de Hatshepsut Jenemetamón, esto es, "La primera de las nobles damas, unida a Amón".

  Era la única hija superviviente de Tutmosis I y su esposa principal, Ahmose.

Su esposo Tutmosis II era hijo de Tutmosis I y una esposa secundaria que se llamaba Mutnefert, que llevaba el título de hija del rey y pudo ser hija de Amosis I.

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El ticket de entrada al templo de Hatshepsut.

  Hatshepsut y Tutmosis II tenían una hija llamada Neferura. Después de tener a su hija, Hatshepsut no pudo tener más hijos. Tutmosis II con Isis, una esposa secundaria, sería el padre de Tutmosis III, quien sucedería a Hatshepsut como faraón.

La historia de esta reina faraón es muy intensa e importante, por eso, os dejo un enlace por si queréis leer más sobre ella..

  Hatshepsut dedicó la mayor parte de su reinado a embellecer el país y a restaurar los templos, con el beneplácito de sus aliados los sacerdotes. Dejó su impronta en el templo de Satet, en la isla Elefantina, en el Speos Artemidos en honor de la diosa Pajet.

  Sin embargo, el centro de acción principal de la reina fue su ciudad, la pujante Tebas. Se implicó en el recinto de las barcas sagradas de Luxor, edificó la llamada Capilla Roja del enorme templo de Amón en Karnak y, de las canteras de Asuán, mandó hacer los obeliscos más grandes que se habían erigido en Egipto hasta entonces, y los llevó a Karnak decorados con electro, aleación de oro y plata. Se cree que el obelisco inacabado que aún hoy se puede ver en Asuán data del reinado de Hatshepsut, y de haberse acabado habría sido el mayor de toda la historia del país.

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El majestuoso templo de Hatshepsut.

  Aunque no fue en Karnak donde Hatshepsut desplegó toda su imaginería, sino en la orilla oeste de Tebas, la necrópolis de entonces. En aquella época, los faraones hacían construir, además de su tumba, un templo funerario algo alejado de ésta, que sirviera a un mismo tiempo para proteger y recordar al difunto. Hatshepsut escogió el paraje de Deir el-Bahari para edificar su templo de millones de años, y encargó la tarea a su arquitecto favorito, Senenmut.

  El resultado final fue envidiable, construido al lado del templo de Mentuhotep II, el de Hatshepsut es una de las joyas del Antiguo Egipto y uno de los destinos más visitados por los turistas. Conocido por aquel entonces como el Dyeser-Dyeseru (el sublime de los sublimes), su estructura en forma de largas terrazas y de rampas con suave inclinación, de estilo similar al de Mentuhotep II, le hacen fundirse a la perfección con la roca y el entorno. Uno de los misterios en dicho templo radica en un sector sellado como una caja en la pared en que se puede observar por un lado a Hatshepsut en actitud amatoria y a Senenmut en la otra cara, como receptor de la pose amatoria de la reina, lo que deduce un íntimo vínculo (prohibido por su linaje) entre el arquitecto y la reina-faraón.

  Bajo mi punto de vista, el templo de Hatshepsut es una gran obra de arquitectura. Cerrando un ancho valle, bajo una majestuosa montaña, custodiado por unas colosales estatuas, el complejo es de una gran belleza. La imponente escalera de acceso ya deja imaginar cual será la magnitud que alberga sus entrañas. Unas salas decoradas con las gestas de esta gran mujer y el resumen de su vida como faraón, dan muestra del poder que ostentó durante su mandato.

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Distintas tomas del templo de Hatshepsut, con sus figuras y sus pinturas conmemorando sus viajes y proezas.

  El precio de la entrada al templo de esta mujer faraón es de 360 EGP (6,80 €) y desde luego, con toda certeza os puedo decir, que vale mucho la pena pagarlos...

  Al terminar la visita paramos un momento en el chiringuito que hay antes de acceder al templo. Había que hidratarse un poco, ya que, la temperatura, a las 13:00 horas en aquél punto del valle, era de 48ºC. Tras un buen trago de agua fresca pusimos rumbo hacia la parte baja de la zona occidental del Nilo, donde la población está concentrada en un paraje llamado El-Tarif, el cual se mantiene casi intacto como Patrimonio Cultural, preservado por la UNESCO.

 

  Allí, cerca de la casa de nuestro guía, comimos en un restaurante que él mismo nos aconsejó. Una especie de tajín de cordero, unas verduras asadas y un rico postre de almendras y miel...Todo muy bueno. Sayed no quería sentarse con nosotros para, según él, no molestarnos en ese rato de descanso, pero, tras nuestra insistencia se vio obligado a compartir mesa con nosotros y además le invitamos a comer.

 

  Tras la comida nos despedimos de él, agradeciéndole todas sus amenas explicaciones y su humildad y buen hacer. El conductor, que vivía en el lado oriental del Nilo, nos llevó hasta el hotel y tras darle una propina, también nos despedimos de él.

  Tocaba descansar un poco, ya que, a las 16:30 teníamos reservado un paseo en faluca por el Nilo, antes de coger el autobús para regresa a El Cairo. El servicio estaba contratado con la empresa Viator, que tan buen resultado nos había dado en El Cairo. Pero, en esta ocasión nos falló de manera estrepitosa...

  Una hora antes de la actividad, cuando estábamos preparándonos para ir al punto de encuentro, me llegó un mensaje diciendo que, por problemas técnicos, la actividad se veía cancelada para esa tarde. Me daban la opción de trasladarla de día o de un reembolso del precio pagado.

  Evidentemente no podíamos cambiar de fecha la actividad, porque, a las 22:00 horas de esa misma noche debíamos coger el autobús para regresar a El Cairo, así que, contesté al correo electrónico comunicando que no había lugar al cambio de fecha. Esa misma tarde-noche, recibí un aviso de que se había procedido al reembolso en mi cuenta bancaria. Por lo menos fueron formales.

  La pena fue que nos quedamos sin margen de maniobra para buscar otro paseo similar y perdimos la oportunidad de navegar por el Nilo, cosa que me hacía bastante ilusión… Cosas que pasan en los viajes, pocas veces sale todo como lo llevas planeado.

La reserva del paseo en faluca de la empresa Viatro.
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  Recogimos todo lo del hotel, hicimos el check-out y salimos a cenar algo. Luego, sobre las 21:00 horas, pedimos un taxi que nos acercara a la estación de autobuses. llegamos con margen y tras confirmar el horario y comprobar que todo estaba en regla, esperamos hasta la hora de embarcar.

  Nos esperaba otra larga noche de traslado, pero... Eso es lo que había, el viaje iba llegando a su final.

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Luxor - El Cairo

  Llegamos a Luxor a eso de las 08:30 horas de una radiante mañana. Tras tomar un café en la estación de autobuses cogimos un taxi hasta el Up Town Hotel, sito en una céntrica calle de la capital. No pudimos hacer el check-in al llegar porque era muy temprano, pero dejamos las maletas en la consigna y contratamos un taxi para que nos llevase a ver el

barrio copto de El Cairo y el llamado Cementerio de los Vivos o Ciudad de los Muertos, una zona donde, desde hace cientos de años, habitan alrededor de 2 millones de personas entre tumbas y panteones para los difuntos. Desde el hotel nos organizaron todo rápidamente, aunque eso sí, un poco caro. Pero bueno, era el último día del viaje y quería aprovecharlo a tope.

  Nos dejaron asearnos un poco en un baño sito junto a la recepción y posteriormente subimos a desayunar a la terraza del hotel. Sobre las 10:30 horas llegó el coche con una guía de habla española y arrancamos las visitas.

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Dos instantáneas de la Ciudad de los Muertos.

  Desde que montamos en el coche, la guía, que no recuerdo como se llamaba, nos empezó a poner pegas sobre la entrada en la Ciudad de los Muertos, que si no era un sitio muy seguro, que no se podía hacer fotos allí dentro, que no podíamos bajar del coche... Mal rollo...

  Accedimos a aquella zona por una estrecha carretera. Tan sólo me dejó hacer dos o tres fotos con el móvil y desde el coche. Llegamos a un punto en el que no podíamos continuar hacia adelante al estar descargando material de construcción en una de las casas y tuvimos que retroceder marcha atrás por la estrecha calle. La guía se mosqueó y dijo que nos íbamos de allí. No me gustó mucho su actitud, pero, tampoco quería poner en un apuro a mi familia.

  Tomamos la salida y pusimos rumbo al barrio copto. En apenas quince minutos estábamos aparcados en la entrada a esa zona de El Cairo. Había mucha vigilancia policial y me recomendó recoger la cámara con el teleobjetivo. No entendía muy bien si eso era así o era la guía la que tenía miedo...

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La Ciudad de los Muertos desde la carretera de acceso al barrio copto.

  El conductor nos dejó en una calle a la entrada del barrio copto y nos dijo que nos recogería en un par de horas. Nosotros entramos acompañados por la guía.

  El llamado popularmente Barrio Copto se encuentra en una de las zonas más antiguas de El Cairo, conocida como Misr el-Qadima, donde los restos más antiguos son los de una fortificación de tiempos de Trajano, que fue llamada Babilonia por los romanos.

  La palabra copto deriva del antiguo idioma egipcio y se utiliza como apelativo para designar a la religión cristiana primitiva de Egipto. A pesar de la invasión árabe y la expansión de la religión islámica por todo el país, la Iglesia Copta Ortodoxa siguió teniendo poder e influencia durante muchos siglos y en la actualidad es la segunda religión en Egipto. Numerosas iglesias y monasterios se construyeron en este sitio, que es considerado sagrado tanto por judíos como por cristianos, cuya tradición afirma que la Sagrada Familia descansó en una cueva del lugar cuando llegaron a Egipto. Se trata de el Monasterio de San Simón.

  Vimos los restos de la muralla romana y la iglesia de la caverna y luego nos dirigimos a la Iglesia Colgante.

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Trs vistas de la iglesia de la caverna.
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La muralla romana que aún queda en pie en el barrio copto.

  El llamado popularmente Barrio Copto se encuentra en una de las zonas más antiguas de El Cairo, conocida como Misr el-Qadima, donde los restos más antiguos son los de una fortificación de tiempos de Trajano, que fue llamada Babilonia por los romanos.

  La palabra copto deriva del antiguo idioma egipcio y se utiliza como apelativo para designar a la religión cristiana primitiva de Egipto. A pesar de la invasión árabe y la expansión de la religión islámica por todo el país, la Iglesia Copta Ortodoxa siguió teniendo poder e influencia durante muchos siglos y en la actualidad es la segunda religión en Egipto. Numerosas iglesias y monasterios se construyeron en este sitio, que es considerado sagrado tanto por judíos como por cristianos, cuya tradición afirma que la Sagrada Familia descansó en una cueva del lugar cuando llegaron a Egipto.

  Entre las muchas iglesias coptas que se pueden visitar, destaca el-Moallaqa, conocida también como la "Iglesia Colgante". Este es el sobrenombre de la Iglesia Metropolitana de Santa María la Virgen, que se levantó en el sitio de la antigua colonia romana de Babilonia, en el siglo IV d. C. La iglesia está construida justo encima de las fortificaciones romanas, con su nave suspendida sobre el paso de la puerta de entrada. Se dice que es una de las primeras iglesias del mundo en albergar rituales coptos, aunque las partes más antiguas de la iglesia, que se conservan en la actualidad, datan del siglo XI. La construcción ha experimentado muchas modificaciones, la más reciente en el siglo XIX, cuando se agregó una cuarta nave a la estructura original.

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La "iglesia colgante" de El Cairo.

  La mañana pasó rauda. Tras el tiempo pactado con el conductor y la guía nos llevaron de vuelta al hotel. Hicimos el check-in y bajamos a comer algo a un local que encontramos justo al lado de donde nos alojábamos. Luego subimos a preparar todo para el día siguiente y contratar un taxi que nos llevase al aeropuerto por la mañana temprano.

  Con todo solucionado, menos el check-in del vuelo que no me dejaba hacerlo on-line, subimos a la habitación a descansar un poco. Después de un rato, yo salí a dar una vuelta y hacer las últimas fotos de la ciudad. La tarde pasó en un abrir y cerrar de ojos.

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La Torre de El Cairo y el Museo Nacional de El Cairo estaban cerca de nuestro alojamiento.
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La tarde languidecía y el Nilo se tornaba de u color mágico.

  Sobre las 20:00 horas regresé al hotel y salimos a cenar algo. Gastamos las últimas libras en alguna chuchería y nos subimos a descansar. Por la mañana había que madrugar para coger el avión de regreso a casa...

El Cairo - Estambul - Bilbao - Astigarraga

Nos levantamos a las 06:00 para ducharnos y desayunar antes de arrancar hacia el aeropuerto. Bajé a recepción y les recordé que tenían que llamar al taxista y que debía estar a las 07:00 horas en la puerta del hotel. Me confirmaron que no había ningún problema y me dispuse a tomar un merecido café de forma tranquila.

La mañana estaba algo enrarecida por una especie de bruma, no sé si por motivos naturales o por la contaminación acumulada...

El taxi llegó puntual y tras hacer el check-out arrancamos hacia el aeropuerto. El taxista era un hombre dicharachero y conversamos en inglés sobre el caótico tráfico de la ciudad.

.- This is a jungle, there are no rules here -me comentaba.

.- Yes, of course, I belive it !! -le decía yo.

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La mañana en El Cairo amaneció con una cierta bruma.

  En apenas cuarenta minutos estábamos en la T3 del aeropuerto internacional de El Cairo. Pasamos un primer control para entrar en el aeropuerto, hicimos el check-in y pasamos el control de pasaportes. Posteriormente, fuimos a la puerta F03 y tuvimos que pasar un segundo control para acceder al embarque. Debíamos volar de El Cairo a Estambul a las 10:05, pero el embarque empezó muy tarde, a eso de las 09:55. Despegamos en el vuelo TK0691 a las 10:50, en un Airbus 321, con 45 minutos de retraso. El vuelo de Estambul a Bilbao estaba programado a las 14:05. Llegamos a la capital turca a las 13:15... !! Dioooosssss !! !! Que no llegamos !!!

Le pedí a la sobrecargo que nos dejase salir los primeros, que teníamos un vuelo de conexión para España, pero, me vino a decir que ese no era su problema. Se portaron muy mal. 

  Desde las llegadas a las salidas hay un cuarto de hora andando rápido en aquel enorme aeropuerto. además te hacen salir de la zona internacional y volver a pasar un control de acceso a los vuelos extranjeros. Pasamos bastante rápidos, pero, todavía nos quedaba alcanzar la puerta F13A donde estaba programado el embarque del siguiente vuelo.

  Conseguimos hacer todo en apenas 20 minutos... !! De récord !! Que estrés, mi hermana sollozaba de la impotencia, exhausta por la tremenda pechada que nos habíamos dado. 

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El avión de El Cairo y las tarjetas de embarque de ambos vuelos.

  Afortunadamente, llegamos a tiempo, ya que, eran las 13:40 cuando entrábamos en la zona de embarque. Finalmente, y después de tanto correr, el vuelo TK1317 de Turkish Airlines, en un Boeing 737, despegó a las 14:55 con 50 minutos de retraso.

  Alcanzamos los 9.800 m de altura y volamos a 800 Km/h, para llegar a Bilbao a las 18:00, con un retraso acumulado de 25 minutos.

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La silueta de las montañas vascas, con el Anboto al fondo, nos decían que ya estábamos en "casa".

  Allí, como no teníamos que recoger equipaje, pasamos directamente la zona de pasaportes y pudimos coger el autobús de las 18:45 que nos llevaría a San Sebastián en apenas una hora.  

  Así terminaba nuestro periplo por Egipto, un apasionante viaje por la tierra de los faraones que nos dio a conocer un nuevo país africano, así como una de las culturas más interesantes de la Humanidad.

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© F. J. Preciado  2024

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